D ebo confesar que, hasta antes de Canciones de Alfaro mi conocimiento de la obra del escritor boliviano Óscar Alfaro se limitaba a El Sapo que quería ser estrella.
Para quienes no conocen este bellísimo cuento lo resumo brevemente (aunque prefiero no acudir al original, sino a la versión almacenada en mis recuerdos, que ha tenido que venir cambiando en el curso de los años): Un sapo que vivía en el pantano le tenía envidia a las estrellas hasta que un buen día se le ocurre tragarse a las luciérnagas para empezar a brillar como estrella; las alborotadas luciérnagas en la panza del sapo empiezan a volar y a elevar al sapo hacia el cielo y el sapo realmente se la cree y grita con todas sus fuerzas "¡soy una estrellaaaaaa!” A través del grito las luciérnagas escapan por la garganta del sapo y éste cae de vuelta a la tierra, dándose un fenomenal porrazo.
También me sentía profundamente conmovido cuando en las guitarreadas de la juventud, en lo mejor de la farra, hacía su aparición El Chapaco Alzao. La prueba irrefutable de que no eran las cervezas, sino la letra apasionada la que en verdad me conmovía, es que hoy en día, cuando escucho El Chapaco Alzao siento esa misma mezcla de indignación y solidaridad que sentía aquel joven recién salido de la adolescencia.
Creo que siempre he sentido una profunda simpatía por aquel desafortunado sapo que se comió a las luciérnagas. Y digo simpatía para no tener que admitir cuánto me debo seguir identificando con aquel sapo que quería ser estrella.
Un gran escritor
Mullido de mi conocimiento de El Chapaco Alzao y El sapo que quería ser estrella, he ido por la vida afirmando sin dubitar que Alfaro es uno de los más grandes escritores bolivianos y esa afirmación recién tomó su verdadero y profundo significado cuando este año colaboré al compositor Kyle Kindred en la realización de su proyecto magistral: componer un oratorio en homenaje a Bolivia que, a la postre, terminó siendo el oratorio Canciones de Alfaro.
Canciones de Alfaro está conformada por once canciones con los poemas de Óscar Alfaro, nueve de ellos alusivos a cada uno de los departamentos de Bolivia, una titulada Eduardo Abaroa y la última El 6 de agosto.
El amor de Alfaro por toda Bolivia es el común denominador de Canciones de Alfaro.
Para exaltar a Beni, Alfaro dice: "¡Arriba el Beni, caramba! ¡Que viva la tierra camba!”; Pando es "El Benjamín travieso / que Saca la lengua al futuro”; "Santa Cruz de la Sierra le saca al poeta un suspiro: ¡Ay, la bella del trópico…!.”
Para saludar a La Paz: "Hasta el gigante Illimani, / se saca de la cabeza, / su corona de rey-indio, / que alumbra a toda América”. Potosí "es La Casa de la Moneda, / que acuña gotas de sangre y Oruro es un proletario, / que viste casco de minero”.
Cochabamba invita al poeta a la danza: "¡Saca el pañuelo y bailemos, / chola de sombrero blanco!”; pero, cuando se refiere a Chuquisaca, Alfaro nos muestra su sangre revolucionaria: "El primer alfilerazo / y se ha parado el gigante: / la América desafiante, / alzando su férreo brazo”.
El poeta tarijeño se refiere a su propio terruño con los versos más bellos dedicados a la belleza chapaca: "La tierra chapaca… / es una moza gentil, / con su frescura de albahaca / ¡Que linda chapaca, ay juna! / Con una flor en el pelo / y su cajita de luna, / regando chispas al cielo”.
Joven, india y morena
Los versos de El 6 de Agosto están llenos de optimismo y alegría: "Y la cara del país / es joven, india y morena… Y con sus voces de oro, / llenando la tarde tibia, / aves y niños a coro, / repiten: ‘¡Viva Bolivia!’”.
Y es el último verso del poema Eduardo Abaroa, el que viene cargado de la indignación de los bolivianos:
"Y sólo queda en la historia / como rúbrica de sangre / la interjección de Abaroa / temblando sobre los mares”.
La música no se puede describir en palabras, sólo puedo dar mi testimonio afirmando que las poesías de Óscar Alfaro, hechas música en la habilidad, talento y profesionalismo del compositor Kyle Kindred, harán del oratorio Canciones de Alfaro un recuerdo imborrable para quienes vayamos a escuchar el estreno mundial.
Este musical se llevará a cabo en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez el viernes 10 de julio a las 19:30. Interpretado por jóvenes músicos en la quinta versión anual consecutiva del Encuentro de Jóvenes Músicos Bolivianos, la orquesta, coro y solistas estarán, esta vez, bajo la batuta del maestro Marlon Chen, uno de los jóvenes directores de mayor prestigio en los escenarios de Europa y América.
Un encuentro musical lleno de detallesy talentos bolivianos
Para la realización del Encuentro de Jóvenes Músicos Bolivianos, en su quinto año consecutivo, el Conservatorio Plurinacional de Música se ha asociado a la Sam Houston State University. Uno de los más importantes puntos de este acuerdo es el estreno de un oratorio compuesto por el profesor de composición de la universidad, Kyle Kindred.
El profesor Kindred decidió que el oratorio usaría poemas del gran escritor boliviano Óscar Alfaro, y finalmente decidió llamar al oratorio Canciones de Alfaro.
La cantidad de detalles que implica la organización de este evento ha significado comunicaciones casi diarias con el profesor Kindred durante varios meses, lo cual nos llevó a entablar una buena amistad.
Kindred es profesor de Teoría y Composición de la Sam Houston State University, donde enseñan desde 2004. Es pianista y compositor con intereses en una variedad de estilos que incluyen música para películas, para ensambles de instrumentos de viento y música para obras de teatro.
El músico tuvo éxito en la composición para el género de bandas con instrumentos de viento, por lo que ganó el segundo premio en el Concurso Americano de 2014, en la categoría de bandas profesionales, con una obra titulada Variaciones sobre un Tango.
En 2005 fue el pianista para el concierto de estreno de la Sinfonía No. 3: Circus Maximus, de John Corigliano, en el Carnegie Hall con el Ensamble de Vientos de la Universidad de Texas. Allí también estudió composición con Kevin Puts, compositor que ha ganado el Premio Pulitzer.
El oratorio Canciones de Alfaro está conformado por 11 canciones, nueve de ellas aluden a cada uno de los departamentos de Bolivia. La partitura está compuesta para gran coro y orquesta y tiene tenor, mezzo-soprano y barítono solistas.
"Leyendo acerca de Óscar Alfaro, me impactó el hecho de que haya muerto tan joven, no mucho mayor de la edad que yo tengo ahora, y aun así fue un escritor prolífico y es una figura atesorada en la cultura boliviana. Mis dos estudiantes bolivianos de teoría de la música en Texas, Andrés y Sara Bravo, me dijeron que habían leído las obras de Alfaro cuando estaban en colegio en Bolivia; este hecho me hizo sentir la importancia de este proyecto. Estoy muy orgulloso de la obra. Espero que los jóvenes músicos y la audiencia en Bolivia se sientan conmovidos por este tributo a su tierra y a su historia”, afirma el profesor.
"Quedaría honrado si pueden acompañarme a celebrar la poesía de Óscar Alfaro”, afirmaKindred.
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