“Estoy muy emocionado. No esperaba este reconocimiento”, comentó ayer el pintor, escultor y grabador Max Aruquipa, quien fue reconocido con el premio Obra de una Vida, a la trayectoria artística, en el LX Concurso Salón Municipal de la Artes Plásticas Pedro Domingo Murillo.
Originario de Santiago de Huata, departamento de La Paz, el artista de 60 años se ha destacado por sus obras en la especialidad del grabado. Emocionado aún por la noticia, conversó con Página Siete.
-¿Cómo recibe este premio?
-Muy emocionado. Hace mucho tiempo que no recibo un reconocimiento así. No estaba preparado, pero estoy gratamente satisfecho. Como paceño me siento muy halagado.
-¿Cómo ve el arte hoy?
-El arte muy pocas veces es reconocido por la sociedad y canalizado por ciertos sectores intelectuales. Trabajo hace ya mucho tiempo como docente en la Academia Nacional de Bellas Artes y estoy a punto de dar un paso al costado como funcionario, porque como artista estoy en mi mejor momento. Quiero realizar obras que valgan la pena para la historia, pues en muchas culturas un hombre a sus 60 años está bien reconocido y yo considero que estoy más lúcido que nunca.
-¿Que obra le gustaría regalarle a la ciudad?
-Una infraestructura que cobije el arte popular, sobre todo el de las estampas, el grabado u otras áreas de orden decorativo que valgan la pena.
Mi ambición siempre ha sido concebir un trabajo de esas características, quiero organizar un centro cultural, tal vez en El Alto, y este dinero que me entregarán servirá para impulsar este proyecto. También quiero hacer exposiciones junto a varios grabadores.
- Es docente por más de 20 años, ¿cuál ha sido la principal enseñanza para sus alumnos?
-El alumno tiene que tomar conciencia del arte y de lo que significa, porque, de hecho, no van a ganar mucho dinero. La idea es que aprendan a ser protagonistas y comunicadores de primera mano, críticos sociales, y lo que saboreen en la vida lo tienen que devolver a la misma sociedad para que mejore.
Creo que los artistas hoy tienen que conseguir que sus ideas no se mueran en el taller. Tienen que difundirlas para que mejore la calidad de vida de la gente. De esta forma, el espíritu recreativo podrá reinar. Deben estar conscientes de que el arte está para satisfacer a la sociedad.
-¿En qué momento de su vida entendió esto que hoy enseña a sus alumnos?
-En la década del 70, en plena dictadura de (Hugo) Banzer; esa etapa me dio mucha más fuerza para continuar trabajando y para encontrar respuestas cabales con el arte.
Vida Nació en 1952, en Santiago de Huata, La Paz. De 1972 a 1978 estudió en la Escuela de Artes Hernando Siles. Desde 1984 es docente de la Carrera de Artes de la UMSA.
Obra En 1995 ganó el primer premio en grabado del Salón Murillo. En 1998 ganó la II Bienal de Grabado Latinoamericano y del Caribe.
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