En una luminosa y amplia sala del Auditorio Nacional de Uruguay, como cada día, un grupo de jóvenes lleva a cabo un oficio en extinción: pintar a mano, ahora los últimos detalles, de un lienzo de 200 metros que se transformará en el marco que envolverá el ballet "La bella durmiente".
En este taller de telones, la tecnología no tiene cabida, pues como explicó su coordinador, Gustavo Petkoff, "todo es 100 % artesanal".
El pintor uruguayo relató que después de que en Uruguay se diera un parón de casi dos décadas, el Auditorio retomó esta técnica en marzo del 2013 con la obra de "El baile de los cisnes" gracias a la iniciativa que impulsaron el entonces director general de la institución, Gerardo Grieco, y director artístico del Ballet, Julio Bocca.
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