“Dejo el país, vuelvo al lugar donde comencé a trabajar y hacer teatro que es Europa, con algo de tristeza. Y no es por falta de amor, estoy demasiado agradecida con mi público, pero de hecho las posibilidades se agotan cada vez más en este país para poder trabajar como artista y tener un trabajo digno, porque no se trata de una u otra invitación a un festival ni de poder hacer una obra... se trata de poder vivir de lo que uno hace... arte”, expresa Wara Cajías.
LG: ¿LAS POSIBILIDADES LABORALES PARA EL ARTISTA SON REDUCIDAS EN EL PAÍS?
W: Sí, son cada vez más reducidas, yo como profesional quiero vivir de lo que hago, de lo que he estudiado, pero la situación aquí te obliga a tomar otros trabajos. Hay una falta de estructura que hace que un director tenga que negociar con los actores porque no hay una ley de actores o una ley del artista y tú, como directora o productora, no puedes hacer o inventarte tus marcos legales. La falta de esta estructura hace que el trabajo del artista termine siendo 75 por ciento la construcción de una estructura y 25 por ciento el trabajo creativo.
LG: ¿DESPUÉS DE CUÁNTO TIEMPO VUELVES A EUROPA?
W: Después de 10 años y lo primero que voy a hacer es continuar mi formación haciendo una maestría en la Universidad de Sevilla en Artes del Espectáculo y después me trasladaré a Alemania.
LG: ¿ALLÍ TE VAS A DEDICAR DE LLENO A LA ACTUACIÓN?
W: No lo sé... la verdad es que mi esencia está en varias áreas, de hecho tengo tres planes: Uno sería dedicarme a la academia, el otro escribir y dirigir o volver a unificarme a la estructura del teatro estatal.
LG: ¿TE VAS UN TANTO DESENCANTADA?
W: No, Bolivia es un país maravilloso, la gente es maravillosa, lo que pasa es que lo estructural no está funcionando y lo estructural viene de la cabeza, viene de arriba. Yo no me voy con pena y tampoco me voy afuera a tratar de demostrar que puedo ser todavía mejor. Yo no me voy a demostrar nada, solamente me voy porque necesito en mi vida estructuras claras porque necesito más certidumbres y menos incertidumbres. Yo no creo que la vida del artista tenga que ser una vida de penurias y definitivamente considero que la vida es una experiencia individual, única, corta y quiero vivir bien.
LG: ¿QUEDÓ ALGO INCONCLUSO EN BOLIVIA?
W: Absolutamente nada, no estoy dejando nada inconcluso, pendiente estaba lo de (la obra) “La granja de los animales”, la verdad es que me moría por hacerla (sonríe) y agradezco al Gobierno Municipal de La Paz de todo corazón porque sin ellos no hubiera cumplido ese sueño y ahí está... era mi despedida, si no lo hubiera hecho hubiera dejado algo inconcluso porque creo que a todo el mundo le toca y todo el mundo debe en algún momento alzar la voz como puede, desde donde puede y yo lo hice desde el escenario.
BRUTALMENTE HONESTA Y SANAMENTE EGOÍSTA
Wara Alexandra Cajias Ponce nació el 27 de abril en Sevilla, España. Es licenciada en artes escénicas de la Universidad Ezart de Holanda. Se define como una persona “brutalmente honesta, sanamente egoísta, profesional y feliz”.
Es hija del destacado historiador Fernando Cajías. “Mi abuela es Julia Elena Fortún, gestora cultural y fundadora del Musef y del primer Instituto Boliviano de Culturas y de ahí también viene un poco esto de que hay muchísimo que hacer en este país para la gente que le gusta trabajar”, cuenta.
Consultándole si regresará pronto al país, Wara confiesa: “Yo soy hija de papá, amo a mi papá, tengo pocas amigas, pero son muy buenas, por mis amistades y mi familia yo siempre voy a volver de vacación”, expresa.
EXTRAÑA EL TEATRO ESTATAL
Wara Cajías comenzó su pasión por el arte escénico a temprana edad y luego estudió en Europa. “Me gradué el año 2000, soy licenciada en artes escénicas, en Alemania siempre he tenido muchísima suerte, se han portado muy bien conmigo ya que en mi examen de graduación me gané mi primer permiso de trabajo y la entrada a la caja social del artista y hace siete años fui honrada con la nacionalidad alemana”, resalta.
De sus 17 años de trayectoria artística profesional, destaca el haber realizado proyectos de gestión cultural. “Los considero los más enriquecedores para mi trayectoria en Bolivia junto a los proyectos en artes escénicas, entre ellos el haber fundado la compañía de Radio Teatro Escénico Octáfono”, manifiesta.
La Ratonera, Drácula, Momo y Rebelión en la granja son obras que Wara las llevará siempre en su corazón. “Creo que el trabajo de producción lo hice bastante bien porque fueron obras que se presentaron más de dos veces en el teatro, salvo Rebelión en la granja”, cuenta.
Su gusto por el teatro estatal se debe a que es un juego de constancia. “Más allá del talento, si tienes ángel o no... la constancia hace que se eleve la calidad del teatro y la verdad es lo que más extraño. Soy una artista que ha estudiado en una universidad ocho horas diarias y que ha trabajado en teatros estatales ocho horas diarias”, dice.
EXTRAÑA EL TEATRO ESTATAL
Wara Cajías comenzó su pasión por el arte escénico a temprana edad y luego estudió en Europa. “Me gradué el año 2000, soy licenciada en artes escénicas, en Alemania siempre he tenido muchísima suerte, se han portado muy bien conmigo ya que en mi examen de graduación me gané mi primer permiso de trabajo y la entrada a la caja social del artista y hace siete años fui honrada con la nacionalidad alemana”, resalta.
De sus 17 años de trayectoria artística profesional, destaca el haber realizado proyectos de gestión cultural. “Los considero los más enriquecedores para mi trayectoria en Bolivia junto a los proyectos en artes escénicas, entre ellos el haber fundado la compañía de Radio Teatro Escénico Octáfono”, manifiesta.
La Ratonera, Drácula, Momo y Rebelión en la granja son obras que Wara las llevará siempre en su corazón. “Creo que el trabajo de producción lo hice bastante bien porque fueron obras que se presentaron más de dos veces en el teatro, salvo Rebelión en la granja”, cuenta.
Su gusto por el teatro estatal se debe a que es un juego de constancia. “Más allá del talento, si tienes ángel o no... la constancia hace que se eleve la calidad del teatro y la verdad es lo que más extraño. Soy una artista que ha estudiado en una universidad ocho horas diarias y que ha trabajado en teatros estatales ocho horas diarias”, dice.
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