Varias actividades acompañan al homenaje que el Espacio Simón I. Patiño realiza en memoria de Alfredo Domínguez, con el propósito de que las futuras generaciones conozcan al artista consagrado, que cultivo amplia temática social a través del arte. El homenaje incluye la presentación de la revista Fuentes, que se efectuará el viernes 17 de febrero. Se trata de número monográfico dedicado a Domínguez, preparado por su director, Luis Oporto, y una conferencia, que se ofreccerá el jueves 9 de marzo por el comunicador y experto en música Sergio Calero.
APERTURA DE MUESTRA
Desde el 25 de enero se encuentra abierta la exposición de las obras más emblemáticas del polifacético artista y músico, se trata principalmente de grabados, gouaches y técnicas mixtas, más algunos óleos y una serie de caricaturas. La mayoría de las obras son de la colección de la familia Domínguez, otras son prestadas o pertenecen a colecciones particulares.
Las obras que plasmó Domínguez tienen un profundo contenido social, a través de la representación estilizada especialmente de niños, mineros e indígenas. También hay elementos iconográficos identitarios de las culturas ancestrales. A esta muestra en la sala de exposiciones, se suma una exposición documental en la Sala Multifuncional del Anexo del local, compuesta de cartas, fotografías, afiches, tapas de discos, material sonoro y audiovisual.
TRASCENDIÓ FRONTERAS
Luis Oporto Ordóñez, jefe de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional, dependiente de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional, explicó la necesidad de este homenaje y destaca algunos hitos de la trayectoria humana y artística de Alfredo Domínguez: “Honrar a nuestros artistas es una obligación ineludible, más aún cuando su obra ha trascendido las fronteras nacionales por su importancia intrínseca y su proyección social. Es el caso de la trayectoria musical y artística de Alfredo Domínguez Romero, nacido en Tupiza, el 9 de julio de 1938 y quien nos dejó el 28 de enero de 1980 en Ginebra, Suiza. A pesar de su corta existencia, trascendió para siempre su arte. No deja de impactar el que hubiera ligado estrechamente a la cuestión social, que es la que marcó con fuerza su vida”.
La semblanza biográfica de Alfredo Domínguez, en el diccionario cultural boliviano, de Elías Blanco, expresa: “Residió por varios años en La Paz. Su padre fue carpintero y su madre dulcera. De niño abandonó la escuela. En su tierra natal se relacionó con Liber Forti y el grupo de teatro ‘Horizontes’. Hacia 1950 se traslada a Argentina para trabajar en la zafra. Allí conoce las primeras notas de guitarra. En 1953 se incorpora a un pequeño circo chileno llamado ‘Panamericano’ donde inicialmente hizo de cuidador de monos, luego -según requerimiento del circo- tuvo que hacer de payaso en determinadas funciones; estuvo con ellos por cerca de un año y medio. De regreso en Bolivia comenzó a cultivar la música con más decisión, gracias a las lecciones de José Ortega. Su padre, como buen carpintero, le construyó su primera guitarra. Así decide iniciar su primera gira por los centros mineros del sud, hasta que acude a prestar el Servicio Militar. Tras un fugaz paso por la actividad futbolística, finalmente se define por las artes, influenciado por hombres como el mencionado Liber Forti. En este proceso es un hito importante el Festival de Folklore Latinoamericano de Salta (1967), donde obtiene la Medalla de Oro al Mejor Solista Latinoamericano. Junto al grupo de música folklórica ‘Los Jairas’, fue un activista de la Peña ‘Naira’.
Posteriormente, junto al mismo grupo, partió rumbo a Europa, gracias a una invitación de la Fundación Patiño de Ginebra, Suiza; se dice que algún crítico europeo catalogó a Domínguez como a uno de los diez mejores guitarristas del mundo. Es autor de casi cuatro decenas de discos. Falleció víctima del mal de chagas.
TRABAJADOR DEL ARTE
Son varios los reconocimientos que recibió Dominguez por su arduo trabajo en favor del arte, entre ellos se pueden mencionar: El segundo Premio del Concurso de Autorretrato Galería ‘Arca’, en La Paz el año 1967; el Segundo Premio de dibujo del Concurso Nacional de la UTO, en Oruro, el año 1968; Primer Premio en dibujo del Salón Murillo con la obra ‘Mercado’, que lo obtuvo en la ciudad de La Paz el año 1969; Premio de Concurso de Grabado Contemporáneo en la galería Inter-Arts de Lyon, Francia, en el año 1973; Premio Internacional de Grabado Ousmanski, otorgado por la Sociedad de Arte de Ginebra Suiza, el año 1976; Premio de Grabado en la Bienal de Arte INBO, con su obra ‘Pedrito siete meses’, en La Paz ,el año 1977.
La muestra se exhibe en la Sala de Exposiciones del Espacio Patiño, ubicado en la Av. Ecuador No. 2503 esquina. Belisario Salinas, edificio Guayaquil, mezzanine y en la Sala Multifuncional del Anexo, Av. Ecuador No.2475 casi esq. Belisario Salinas, hasta el viernes 17 de marzo y podrá ser visitada de lunes a viernes de 9:30-12:30; 15:00-20:00 horas. El ingreso es Libre para todos aquellos que quieran disfrutar de esta singular exposición; mayor información en el teléfono 2410329 int. 221.
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