martes, 11 de octubre de 2016
Conociendo a la pintora Zamudio
A la mayoría de los bolivianos sorprenderá saber que doña Adela fue una pintora de sobresalientes cualidades”. Con esta cita textual de Gabriela Taborga, tomada de su libro “La verdadera Adela Zamudio”, iniciamos está página de homenaje dedicada, cada 11 de octubre, a la mujer boliviana, fecha del natalicio de la poetisa, escritora, educadora, polemista y feminista de vanguardia, resaltando esa faceta de artista plástica, escasamente conocida.
El hecho no puede pasar desapercibido, ni ser considerado casual porque, a decir de Taborga, Adela Zamudio habría sido autora de “al menos una treintena de pinturas” de las cuales exponemos, en esta ocasión tres de ellas, una en la que claramente se puede apreciar su firma y otras dos sobre las cuales se presume su impronta.
Adela y el arte plástico
En 1901 funda su academia de pintura en Cochabamba “(‘…Para aprender a sentir’), Enrique García Belloso expresaría en sus artículos sobre Zamudio: ‘La pintura, para Adela, fue su violín de Ingres’”. La cita, tomada de un artículo de la escritora Karim Taylhardat, alude a un eximio pintor francés que además tocaba el violín con gran destreza musical, testimoniando el vanguardismo revolucionario y polifacético de Adela Zamudio. En las pinturas mostradas gentilmente por sus parientes, se aprecian tres diferentes escenas; en una, fechada en febrero de 1917, cuando doña Adela Zamudio tenía 63 años, la imagen nos proyecta al pasado de un río Rocha en el que se podía dar paseos en bote. La otra, exhibe una bucólica escena de una calle con un hato de llamas y unos campesinos. La tercera resulta particularmente extraña, tanto por la belleza de la expresión del rostro de la “dolorosa” como la autoría, atribuida por Taborga, a Zamudio, considerando que su feminismo chocaba con el beaterio católico de algunos círculos sociales en Cochabamba, en una época en la que las mujeres tenían dos caminos, el del matrimonio o el convento. “Aunque para muchos la tela ‘La Dolorosa’ es de tipo realista… adviene también en el género del impresionismo”, dice Taborga al resaltar la genialidad de Adela Zamudio.
ADELA ZAMUDIO LUCHADORA POR LOS DERECHOS DE LA MUJER
A través de la vida y obra, en este caso, revelando la habilidad pictórica de doña Adela Zamudio, rendimos homenaje a todas y cada una de las mujeres bolivianas que agrupadas en algún colectivo o sin ánimo y/o posibilidades de agremiarse, luchan día a día por la vida. En pareja, porque “en la calle codo a codo, somos mucho más que dos”; solas, con hijos o sin ellos, mirando al horizonte sin doblegarse ante los desafíos que se le ponen al frente, en una sociedad machista y de costumbres atávicas, en la que se la presenta y re-presenta como objeto y no sujeto de su propio destino e historia. En grupo, liderando o acompañando reivindicaciones sociales, Adela Zamudio fue revolucionaria, vanguardista, feminista, polemista y aunque pintó cuadros de enorme belleza y escribió versos sublimes no puede ser considerada romántica. En su vida, siempre fue de frente y queriendo y sin querer, la misma por lo tanto, tuvo poco o nada de “idílica”. Su mismo pseudónimo “Soledad” la nombra en un contexto histórico y social que no la reconoce, pero invisibilizada se hace sentir en tono rebelde y valiente, como una mujer boliviana.
Fragmentos de “Nacer Hombre” de Adela Zamudio
“…Una mujer superior en elecciones no vota, y vota el pillo peor; (Permitidme que me asombre) con sólo saber firmar puede votar un idiota, porque es hombre.
El se abate y bebe o juega
en un revés de la suerte;
ella sufre lucha y ruega;
ella se llama “ser débil”,
y el se apellida “ser fuerte”
porque es hombre.
Ella debe perdonar si su esposo le es infiel; mas él se puede vengar
(Permitidme que me asombre) en un caso semejante hasta puede matar él porque es hombre.
¡Oh, mortal!
¡Oh mortal privilegiado, que de perfecto y cabal gozas seguro renombre!
para ello ¿qué te ha bastado?
Nacer hombre.
Fragmento del poema “Llanto” de Adela Zamudio
“En tu semblante se ve,
marchito por tanto llanto
Las ilusiones perdidas
Llenas de tan dulce encanto.
¿Por qué soñaste mujer,
Por qué lloras, si perdiste
El encanto de la vida
Un Edén que nunca existe?
Mentira, engaño, ficción
hallarás a cada paso
Y ciego tu corazón
Oprimirá duro lazo.
Amar, llorar y sufrir
Es el amargo destino
De todo ser que ha venido
A cruzar este camino.
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