“Será un espectáculo que muestra la influencia jesuítica dentro de la cultura nativa de los pueblos orientales de Bolivia. A través de nuestra música queremos contar la historia del pueblo moxeño”, explica Raquel Maldonado, directora del Ensamble.
De las piezas incluidas en el disco, la Misa San Ignacio, composición de Doménico Zipoli, autor de cabecera de las misiones, vendría a ser una de las más importantes. “Es una obra para coro a tres voces, dos violines y continuo que brinda la oportunidad de redimir el uso de los bajones. Estos instrumentos, de origen nativo, elaborados con hoja de palma, de fina construcción y sonoridad única, encontraron su estrategia de supervivencia en la música sacra”, expone la Directora del ensamble.
RESCATE INSTRUMENTAL. La música nativa que se ejecutaba con los bajones desapareció. Pero su permanencia en el tiempo es una prueba irrefutable del aporte indígena a la música europea. “Este fue el motivo que impulsó al Ensamble Moxos a rescatarlos de una manera coherente y respetuosa con la partitura y con la naturaleza de los propios instrumentos, tan frágiles y poderosos a la vez. Fueron incorporados como un continuo más, que regala cuerpo y enriquece los bajos”, describe Maldonado con solvencia.
El Ensamble Moxos lleva aproximadamente seis años con su labor de rescate de la música barroca misional. “Esta agrupación está conformada por 21 músicos, los mejores alumnos de la Escuela de Música en Beni”, un ambicioso proyecto social y cultural en el que se enseña música de manera gratuita a más de 200 niños y adolescentes indígenas.
El programa que se presentará en la iglesia incluye piezas como la Sonata chiquitana III y Cuatro versos tradicionales .
Para destacar
La Directora ha integrado la Coral Nova y la Orquesta Experimental de Instrumentos Nativos.
El elenco ya ha presentado más de 300 conciertos en 15 países tanto de Europa como de América Latina.
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