A simple vista los detalles creados por los maestros plateros de la época colonial son increíbles, incluso parecen ser obra y producto de máquinas; y es que la mente no alcanza a descifrar cómo un pedazo de metal se trasforma en un objeto decorativo con tantos detalles, que incorporan luces y sombras que se hacen visibles gracias a los relieves de profundidad que tiene la pieza.
Al observar el jarrón de lado izquierdo se puede apreciar cada curvatura, pliegue o detalle que demuestra la gran habilidad y creatividad de los orfebres del siglo 16 ó 18, quienes solían dar forma al metal a base de sutiles golpes y técnicas apropiadas.
Esta es la razón por la que el espectador facilmente podría abstraerse de la forma general del objeto para introducirse en la sublime belleza de su decoración. Se dice que los detalles son fruto del cincelado, -una de las técnicas de ornamentación por excelencia en toda obra de orfebrería-, que logra el efecto visual y táctil de la pieza labrada.
Esta podría ser la explicación de por qué la vista se pierde entre los relieves altos, medios y bajos, sin dejar la particularidad de su forma, en algunos casos de animales, flores, follajes hasta figuras humanas, pero con una sutileza sin límites.
La plata era considerada uno de los metales más preciosos durante la época de la Colonia y se dice que sólo era permitido trabajar una porción muy pequeña como artesanía, pero aun así se realizaron una serie de artículos como ser: urnas, nichos, arcos, andas, lámparas, lamparillas, faroles, hacheros, blandones, candeleros, atriles, custodias, cruces ciriales, crucifijos, cálices, copones, vinajeras, jarras, jarrones, incensarios, sacras, campanillas, relicarios, limosneros, diademas, coronas, reflejos, ramos de flores, figuras de adorno, símbolos e insignias, de imágenes; lo mismo que objetos domésticos, comprendiendo toda la vajilla, y otros como el enchapado de ensilladuras de bestias, disfraces y trajes de indígenas, y más.
En fin, una diversidad de artículos que ahora forman parte de suntuosas colecciones de museos y que este mes las galerías de exposición del Centro de Exposiciones del Centro Pedagógico y Cultural Simón y Patiño albergarán una selección de la platería, la más fina de la colección de la Casa Nacional de Moneda, en una muestra titulada “Platería en el Hogar”.
el tesoro guardado en potosí.
Potosí es una de las ciudades más antiguas, famosas y de más historia de América. Conocida por su derroche de riqueza de belleza, las que cobraron un auge inusitado como bellas artes entre los siglos XVII y XVIII. Llegó a ser mayor centro de producción de plata del continente y la ciudad más grande de Latinoamérica.
El investigador Mario Chacón Torres en su artículo “La Platería del Cerro Rico” afirma que esta ciudad de minas se convirtió, muy pronto por el auge económico, en una población populosa y cosmopolita, formada por millares de indios, españoles, negros y otros extranjeros, llegados de las regiones más apartadas de la tierra.
Asimismo María Luisa Suárez Villegas en su trabajo “El gremio de los Plateros en la ciudad de la Plata” asegura que, gracias a la extracción del oro y la plata en América por los conquistadores, el valor esotérico y estético de los metales fueron cambiando con el transcurso del tiempo; aunque sólo una pequeña parte de la plata extraída llegaba a convertirse en arte en manos de habilidosos y diestros orfebres blancos y nativos, dando origen a una tradición de platería Colonial Hispanoamérica interesante.
La platería en Potosí era el más grande emporio argentífero del continente, por lo que allí se concentraron los orfebres más renombrados, “más de trescientos maestros plateros vivieron en Potosí, durante la época colonial, abasteciendo no solamente el consumo local sino atendiendo a otras ciudades del interior y del extranjero” afirma Chacón Torres.
frenos al arte
María Luisa Suárez afirma que durante la época de auge de la plata los mayores promotores de este arte de la orfebrería eran las autoridades eclesiásticas y por ello con el paso del tiempo las iglesias llegaron a convertirse en verdaderos museos de arte.
El trabajo de la orfebrería estaba en manos de habilidosos y diestros españoles o nativos. Estos últimos elaboraban los objetos bajo la vigilancia de los maestros españoles que les pagaban con comida, vestido, aprendizaje y un lugar en el cielo; puesto que para ellos estaba prohibido el oficio, pero la orfebrería fue subsistiendo hasta la emisión de la “Ordenanza de Toledo en 1581” donde se mandaba crear en la ciudad de La Plata y Villa Imperial de Potosí “Fundar una casa y galpón donde los muchachos indios labraban la plata. Asimismo estaba prohibida la participación de las mujeres en dicha actividad.
las mÁs bellas formas
La platería de entonces fue catalogada en piezas zoomorfas, cuando tienen forma de animal, follajería cuando tienen una notoria tendencia a las plantas y antropomorfa donde la figura humana es el centro de la pieza; de igual manera se fueron catalogando bajo denominativos generales como: religiosos,
Un gran museo
www.casanacionaldemoneda.org.bo
La Casa Nacional de Moneda impulsa el desarrollo cultural de Potosí, mediante una actividad de motivación permanente para la preservación.
La sorprendente extracción de la plata del Cerro, el crecimiento de la población, la expansión del comercio y el inesperado auge que alcanzó la ciudad potosina, entre otros factores, creó la necesidad de organizar un centro de amonedación.
La acuñación de monedas se inició de inmediato en base a una tecnología rudimentaria que se mantuvo por 212 años, desde 1572 a 1767.
En la colección de platería de la Casa de Moneda, se logró rescatar objetos que fueron clasificados de acuerdo al uso que se les daba, distinguiéndose tres clases: los de uso litúrgico, los de menesteres domésticos y de uso personal.
En lo litúrgico, se distinguen acabados incensarios con figuras de auquénidos y pequeños toros, un atril bíblico labrado, una gran cruz de uso en procesiones, otra con un Cristo trabajado en maguey. Entre los trabajos destinados para el hogar existen soperas, jarras y jarrones, fuentes y salseras, cucharas, cucharillas, floreros y pequeños vasos llamados tembladeras en el lenguaje corriente, y un candelabro de plata labrada de cuatro luces.
de uso cotidiano y de uso personal.
Se dice que en aquella época las familias más adineradas habían adquirido las mejores piezas, sin embargo también las familias de menos recursos contaban con una vajilla sencilla, posiblemente no con tantas piezas, pero tenían una base razonable; por lo que se podría hablar de objetos suntuosos y decorativos.
Sobre la exposición
Rubén Julio Ruiz Ortiz, director de la Casa de Moneda, afirma que estos son los objetos que forman parte de la muestra del Museo que llegará a esta ciudad y que será abierta al público este miércoles 18 de mayo.
La colección está conformada por 60 piezas únicas, con amplia trayectoria en el transcurso histórico y que se han convertido en objetos coleccionables y que son el 80 por ciento de la muestra que se exhibe en la Casa de la Moneda.
“Cada una de estas piezas tiene una pátina de antigüedad comprobada, por lo que se deben tomar algunos recaudos, desde el momento del embalaje, hasta el momento de armar la muestra en el Centro Pedagógico y Cultural Simón y Patiño” afirma Ruiz; y es que los ambientes de Potosí están creados para preservar las muestras ya que ofrecen una serie de factores adicionales que velan por el cuidado de la pieza, como ser: la humedad, la luz, la limpieza y otros más.
Asimismo relata que esta inusual exhibición está conformada por tres partes: la primera es una muestra pictográfica denominada “Cerro Rico de Potosí”, con pinturas de la ciudad desde el siglo 16, entre los que destacan Diego Ocaña, y la obra “La fiesta del cerro de Potosí” de Gaspar Miguel de Berríos, que data de 1758; la segunda parte esta conformada por las 60 piezas de plata, muchas de la cuales llegaron al poder del museo mediante donaciones de familias potosinas entre las que hay que destacar el desprendimiento de la familia Modesto Omiste y otras más fueron adquiridas para enriquecer la muestra de platería, adquisición que se realizó a partir de la década de 1990, y para concluir el museo está trayendo una máquina acuñadora de monedas, de aquellas que funcionaron desde 1573 a 1773, en la que la población podrá acuñar su propia moneda en tres tipos de metal, en plomo con un costo de 20 bolivianos, niquel a 30 y plata a 150.
orgullo departamental
Elizabeth Torres, directora del Centro Pedagógico Cultural Simón I. Patiño, afirma que esta es la primera vez que su institución recibe una muestra de este tipo y que para ello se tuvo que cumplir una serie de normativas internacionales, que velan por la seguridad de la muestra. Es así como la población podrá disfrutar de la belleza y elegancia del arte de la platería.
es muy buena esta pajina
ResponderEliminarbengan a bisitarla es muy buena jjijijij bengannnnnnnnnnnnnnnnnn
ResponderEliminarVengan a visitarla.. (ORTOGRAFÍA)
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