miércoles, 15 de febrero de 2017

Tendencia de colores sobre cerámica

Artistas urbanos. El proceso de creación de una pieza de cerámica esmaltada no es para nada sencillo ni barato. Desde el trazo a lápiz hasta la pintura que se aplica a cada pieza, son las características particulares que definen a los ceramistas que trabajan en Cochabamba.

“La casa del ceramista”, ubicada en la zona de Sarco, cerca de la transitada avenida D´Orbigni, es uno de los principales talleres cochabambinos de cerámica artesanal, cuyas piezas son novedosas con relación a lo que se puede encontrar en el mercado local.

Al ingresar al lugar, en el primer ambiente, donde habitualmente hay personas aprendiendo este arte, se observa un amplio estante con varias piezas de tonos tierra y macetas con hermosos colores, diferentes a los objetos tradicionales elaborados en arcilla.

A simple vista, llama la atención de los colores, formas y la calidad de cada uno de estos productos. Al recorrer un pasillo largo se llega hasta un segundo ambiente, que está en el fondo.

Allí se realiza el moldeado de barro de manera artesanal, con la ayuda de hornos y algunas maquinarias adaptadas para mezclar la arcilla con el agua y así facilitar el trabajo del artesano.

Marcelo Terán Mitre, vestido con un jean, polera de manga corta y un delantal, es ceramista y propietario del lugar, quien comienza a describir su trabajo, disipando las dudas que se generan sobre los pasos que se siguen en la elaboración de la cerámica esmaltada y pintada a mano.

El artista brinda una breve explicación de cómo se trabaja con la arcilla, la cual debe ser preparada con varios días de anticipación, y que posteriormente será transformada en macetas y envases coloridos, que combinarán con la belleza de una planta o un arbusto floral.

En el mismo contexto, pero a 11 kilómetros de la ciudad, en Tiquipaya -la llamada “ciudad de las flores”- se encuentra el taller de Álex Pérez Luna, otro artesano cochabambino que también tiene la habilidad de convertir la arcilla en verdaderas piezas de arte.

Al ingresar al taller se observan varias repisas llenas de cerámicas en diferentes formas y tamaños, muchas de ellas todavía esperando ser transformadas por las expertas pinceladas que aplica Pérez en su oficio.

Allí en medio del salón se observa un mesón colmado de objetos de madera, que están esperando el toque final del ceramista. Se trata de otro tipo de arte en el campo de la cerámica, donde se modifica la presentación del producto final, como es el caso de los joyeros de madera, bandejas de desa-yuno, porta llaves y también piezas únicas de exposición, las que aún esperan que se les inserte una aplicación de pintura para el acabado. Una habilidad que llegó a dominar Pérez, con el paso del tiempo.

Cada pieza de cerámica es pintada a mano. Tiene bastante colorido, los diseños son alegres e inspirados en la naturaleza, algunas tienen símbolos que reflejan la cultura boliviana.

En definitiva, cada pieza es creada según las exigencias de los clientes, que en muchos casos, pueden ser empresas o personas que aprecian el arte y buen gusto del ceramista.

En Cochabamba, así como Terán y Pérez, existen ceramistas que realizan este oficio en pequeña escala, debido al tiempo y dedicación que implica crear cada una de estas piezas de manera artesanal.

PROCESO DE PRODUCCIÓN

Para elaborar cada pieza de cerámica esmaltada se sigue un proceso, que dura días, donde se cuida cada detalle con rigurosidad; de esta manera, se obtiene un objeto de buena calidad y acabado.

Marcelo Terán, propietario de “La casa del ceramista”, afirma que hace 34 años empezó a “jugar con barro” como un pasatiempo. Relata que el primer paso para la producción de cerámica artesanal es la recolección de la materia prima, es decir, la arcilla.

Este producto puede ser obtenido de forma molida o en pequeños pedazos, similares a una piedra del tamaño de la mano. Algunas, poseen diferencias en la calidad, color y pureza.

“Esta arcilla se adquiere de las localidades de Parotani, Ushpa Ushpa o Colcapirhua; aunque cada vez se hace más difícil adquirirlos, pues las vetas de este material son menos accesibles por la creciente urbanización que afronta Cochabamba”, comentó Terán.

Pese a ello, una vez que se obtiene el producto, se inicia el proceso. Para ello hay que mezclar la materia prima con agua, por lo general se hace en una máquina que funciona de manera similar a una licuadora; así se obtiene una especie de papilla. Después, el contenido se tamiza industrialmente para eliminar las impurezas y luego se deposita este material en un contenedor, donde después de varias horas se separa el líquido de la arcilla, la cual se deposita en el fondo del envase.

El resultado es un material similar a la plastilina, listo para utilizarse en cualquier momento. El color de este material varía dependiendo del tipo de arcilla que se utiliza, algunas mezclas son más claras que otras; pero aquello no afecta en la calidad del producto final.

El siguiente paso es elaborar moldes desmontables de yeso para cada pieza de cerámica que se desee crear. Es allí donde se deposita la mezcla de arcilla y se cubre toda la superficie hasta el borde, eliminando el resto de materia prima; en algunas oportunidades se requiere repetir la operación dos veces.

En el interior del molde, el yeso absorbe la humedad, dejando solo la arcilla. Cuando la pieza se seca, Terán abre el molde de yeso, lo talla y quita el material sobrante del borde.

 “Luego se aumentan otros detalles como las patas de la maceta, se lija, afina y seca para luego meterla al horno por primera vez. Esta primera cocción se llama bizcocho”, describe el artesano.

Cada pieza se hornea entre 12 a 15 horas a una temperatura de 950 grados centígrados. Luego de enfriar, el artesano coloca el toque final a su trabajo, que es el esmalte, para luego volver a meterla en el horno por varias horas, hasta que el esmalte se vitrifique, pero esta vez a 110 grados centígrados.

Luego de que enfríe por más de 15 horas, la pieza de cerámica esmaltada está lista para ser vendida.

TÉCNICAS DE PINTURA

En el taller de Tiquipaya, el proceso de producción no varía mucho. El pintado y detalle minucioso con el que allí se trabaja es impresionante.

Álex Pérez, propietario de este taller, cuenta que realiza este oficio desde hace más de 30 años, durante este tiempo desarrolló y aprendió nuevas técnicas, provenientes de Europa, para crear piezas artísticas únicas que podrían sorprender al comprador.

Algunas son realizadas con la técnica común de esmaltado, que consiste en realizar el diseño de la figura y pintar con el esmalte sobre la pieza cerámica, utilizando diferentes tonalidades. Otra de las técnicas empleadas por Pérez es la cuerda seca, que a diferencia del esmaltado común, resalta los relieves que hay entre los colores y las líneas divisorias tono negro, crean un efecto especial en la pieza, y finalmente la técnica mayólica, que es un poco más compleja, que proviene de los árabes. Se caracteriza porque logra todos los tonos posibles y jaspes que se pretenden realizar.

De acuerdo al artesano, esta es una técnica famosa en algunos países al otro lado del mundo como Egipto, Túnez, Italia, España, Francia y Portugal. De igual manera, en México y Ecuador, ya que son muy tradicionales.

LOS ESMALTES

Durante la visita, Álex muestra la gran variedad de pinturas que utiliza para esmaltar cada una de las piezas cerámicas. Según comenta, su costo es elevado; sin embargo, le garantiza un producto con terminado de calidad y sobre todo, no tóxico.

“No hay este tipo de esmaltes en Bolivia. Yo utilizo esmaltes americanos para cuidar mi salud y la de mis clientes”, enfatiza.

Es que el ceramista comenta que cuando la pieza esmaltada se somete a una temperatura elevada pueden desprenderse químicos que dañarían su salud.

“También estos esmaltes garantizan que la pintura no se arruinará durante el proceso de cocción, por la variación que tiene la materia prima al someterse a altas temperaturas, ya que se va reduciendo y, por ende, el color también”, cuenta Pérez.

En Cochabamba, la oferta de cerámica esmaltada es reducida, debido a que la importación del material se incrementa cada año.

Sin embargo, adquirir piezas exclusivas de excelente calidad y con materia prima cochabambina, no representa un lujo.

Con el paso del tiempo, este tipo de cerámica está ganando mayor aceptación en el mercado local, no solo por su belleza, sino también por crear fuentes de trabajo y aportar a la mano de obra artesanal en la llajta.




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