La escultura boliviana ha dado nombres representativos en el último siglo, desde Marina Núñez del Prado y Emiliano Luján, hasta Hugo Almaraz y Marcelo Callaú, los que se han servido de diversos materiales, como madera, metales y piedra para crear las más importantes obras dentro de este arte y ser reconocidos en el contexto nacional e internacional.
Dos escultores que han desarrollado la mayor parte de sus trabajos en piedra son los paceños Ted Carrasco y Ramón Tito, el primero con medio siglo de una labor que lo ha llevado a realizar y exponer su obra en varios países, mientras que el segundo lleva 33 años de carrera, la mayor parte de ellos en el país. La más reciente producción de ambos coincide en una muestra que se inauguró el jueves en el espacio de arte Manzana 1, en cuyos salones se exhiben esculturas de variada forma, temática y material.
DEDICACIÓN Y RESPETO
A sus 78 años, Ted Carrasco conserva la misma energía y entusiasmo que tenía de niño cuando ya daba muestra de su talento al darle forma a las pequeñas rocas que recolectaba del jardín de su casa. Esos primeros pasos, con el tiempo, lo llevaron a formar parte de una dinastía de escultores, entre los que se destaca su prima Marina Núñez del Prado. A pesar de su formación empírica y autodidacta, Carrasco llegó a convertirse en uno de los más prolíficos escultores bolivianos, siendo un referente de este arte en prestigiosos espacios culturales de Europa, Asia y Norte América.
El artista, que tiene obras instaladas en Alemania, Turquía, Bélgica, México, Estados Unidos, Corea del Sur, Japón y Francia, entre otros países que reconocen su talento para manifestar ideas, sentimientos y hechos históricos en una escultura, expone en el céntrico espacio cruceño una serie de obras en granito, marmolina y alabastro que conservan los signos y curvas que caracterizan su obra.
Mientras hace una pausa en su labor, que realiza en el taller de Juan Bustillos, donde imparte sus conocimientos a estudiantes de arte, junto al escultor yungueño y la artista Carolina Sanjinés, Carrasco se refiere a la piedra de 15 toneladas en la que viene trabajando en las últimas semanas.
Se trata de un granito negro chiquitano de grandes dimensiones al que está empezando a darle forma, aunque todavía no tiene definido cual será el resultado final. “El momento creativo todavía me puede llevar a muchas cosas, después se verá qué es lo que sale, lo que quiero primero es aprovechar la fuerza misma de la piedra, tomando en cuenta el valor implícito de la materia. Todos los materiales tienen su manera de expresare y en este caso, el granito es uno de los materiales más nobles, por su durabilidad; es eterno”, comenta Carrasco.
El escultor habla con entusiasmo de la relación que mantiene con la piedra, dando a entender de que, al igual que ocurre con una pareja, uno pasa por diversas etapas cuando se logra establecer una relación personal, en este caso, con una enorme roca. “A veces, yo le sugiero algo; luego, ella me dice que no, pero también me dice que sí. Es el resultado de perseverar y ser paciente. La clave está en lograr percibir la energía y los sentimientos que emanan de una piedra, sobre todo ese poder que la envuelve, asegura el artista.
En 1988, el museo Guggenheim de Nueva York escogió a varios artistas latinoamericanos para que representaran a su país con motivo de los Juegos Olímpicos de Seúl (Corea). El escogido por Bolivia fue Carrasco, que trabajó una escultura de 40 toneladas de granito de las canteras de Comanche, en La Paz, la misma que fue montada en un contenedor y llevada hasta Seúl. Desde hace 23 años, la obra se luce en el Parque Olímpico de la capital surcoreana, junto a los trabajos de los más destacados escultores de la época. “La escultura se llama Andes, en ella quería expresar la fuerza de la cordillera andina”, recuerda Carrasco.
El paceño radica en el sur de Francia desde hace diez años, lo cual no le impide permanecer informado del arte que se desarrolla en el país. En ese sentido, Carrasco destaca el trabajo que realizan las nuevas generaciones de artistas y el permanente interés por la escultura. “Hoy tenemos nuevos valores y nombres consolidados en este campo. Uno de los que resalto es Juan Bustillos, que trabaja intensamente en una obra grande y constante”, dijo Carrasco.
HOMBRE DE PIEDRA
Basaltos negros, arenisca y alabastros toman la forma de figuras humanas y animales en las obras de Ramón Tito, que también tiene su espacio en la galería. “Mis esculturas están inspiradas en las montañas que rodean mi cuidad de rocas graníticas o sedimentarias con cada forma humana, campesinos, mujeres andinas, obeliscos, animales y formas abstractas”, explica Tito, escultor desde hace 33 años, que estudió en la Escuela de Bellas Artes de La Paz y se inició con la pintura, pero prefirió optar por la escultura, pues le resultaba más barato conseguir los materiales para su trabajo.
“La piedra es más fácil de trabajar, que la madera o el metal, que también es costosísimo. La ventaja de la piedra en el altiplano es que es abundante. Es como si uno viviera rodeado de esculturas”, afirma el paceño, que prefiere el basalto negro al momento de trabajar porque “es más noble y se puede manipular de cualquier forma”,
El artista comenta que su forma de trabajo es rudimentaria, pues utiliza cincel y esmeriles comunes. Tito es consciente que el hacer uso de estas herramientas básicas para un escultor le puede tomar más tiempo, pero él se siente más cómodo realizando su labor de esa manera y prefiere continuar así. El artista afirma que los escultores en Santa Cruz pueden tener gran futuro porque ve mucha gente interesada en adquirir su obra.
Perfil
50 años de escultura
Ted Carrasco, nació en la ciudad de La Paz en 1933. Desde 1959 ejerce ininterrumpidamente el oficio de escultor.
Cuenta con más de 100 exposiciones individuales y colectivas en Europa, América y Asia, ha obtenido más de 15 significativos premios y sus esculturas se encuentran en importantes colecciones públicas y privadas como el Museo de Bellas Artes de Bruselas (Bélgica), el Museo Nacional de Arte (Bolivia), el Museo Beelden Aan Zee, el Otterlo, Rijksmuseum Kröller-Muller (Países Bajos) el de Punta del Este (Uruguay) y otros que le otorgan un prestigio internacional.
Carrasco es integrante de la Sociedad Internacional de Escultura Monumental, que le permite conectarse con los lugares donde precisan de su trabajo.
Una obra suya se luce en la torre Burj, el edificio más alto del mundo que se encuentra en Dubai (Emiratos Árabes Unidos). Se trata de una escultura en mármol que se puede apreciar en los jardines de este moderno edificio, una construcción de 800 metros de altura, que engalana la obra del escultor paceño.
Perfil
Un pulcro trabajo
Ramón Tito Villegas nació en la ciudad de La Paz, el 24 de agosto de 1953.
Estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes Hernando Siles, en la que se especializó en pintura, grabado y escultura.
Hasta la fecha ha realizado 16 exposiciones individuales en diferentes galerías en Bolivia y 69 exposiciones colectivas en galerías e instituciones de Bolivia y otros países.
Sus obras se encuentran en diferentes museos, galerías y en colecciones particulares de Estados Unidos, Sudamérica, Europa, África y Japón.
“La quietud de las piezas escultóricas de Ramón Tito, parecen reflejarnos la quietud de su espíritu, concentrado en las ideas que dieron paso a las formas logradas. La piedra, de materia inerte, cobra vida en manos del artista a medida que cada pieza toma la forma que su inspiración le destinó. Pues se trata de un pulcro trabajo de contenido subjetivo, donde la existencia humana es vista a través de cristales que no todos podemos mirar. Es la inspiración, el talento y la fijación en un hecho determinado, lo que da paso a modelar lo pétreo”, comenta el antropólogo paceño Hans Buechler.
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