Ramiro Molina, quien hace poco fuera director del Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef), expresa mediante una carta los avances de esta institución durante su gestión, así como la destitución de su cargo debido a una “reingeniería institucional”.
En este documento señala que durante sus años a la cabeza del Musef, se registró un incremento en las visitas de 20.000 a 120.000 al año, sobre todo por parte de estudiantes de colegio. Por otra parte afirma que los usuarios de la Biblioteca y Archivo ascendieron de 10.000 a 105.00, mientras se catalogaron más de 105.000 libros, periódicos, revistas, archivos sonoros y audiovisuales frente a los 10.000 existentes hace seis años.
Asimismo señaló que el número de visitantes en la Noche de Museos fue alrededor de 18.000, convirtiendo al Musef una de las instituciones más visitadas en la ciudad.
En la gestión de Molina también se ampliaron y renovaron las salas museográficas de: Caminantes en el Tiempo (una historia de larga duración), Máscaras, Arte Plumario, Tejidos, Pastores de Carangas (desde el prehispánico, colonia hasta el presente), Lenguajes e Identidades, Principio Potosí, además de China Supay y muchas otras muestras novedosas.
En la carta Molina también afirma que se tenía planteado, hacia el futuro, estar presentes con un centro cultural en la ciudad de El Alto, ampliar el Musef a las instalaciones del edificio colindante (El Princesa en la calle Comercio) y abrir cuatro nuevas salas museográficas que han sido preparadas durante los últimos años: Discriminación, Racismo y Desigualdades (sala reflexiva), Moxos (prehispánico, colonial y contemporáneo), Religiosidad Andina y la renovación de Tejidos.
En cuanto a la relación con entidades universitarias, enfatiza que el Musef abrió sus puertas a 35 pasantes de las diferentes carreras de la Universidad Mayor de San Andrés, de la Universidad Católica Boliviana y de la Universidad Pública de El Alto, jóvenes que aportaron en diferentes tareas realizadas en catalogación, inventariado, ordenamiento de documentación y mantenimiento de piezas museográficas, adquiriendo experiencia laboral en museografía, antropología, historia y bibliotecología.
Finalmente, Molina señala que se abrieron nuevos programas y actividades como la Educación Intercultural (que incluye talleres para niños en danza, manualidades y una dirigida a niños con Síndrome de Down) y se intensificaron investigaciones de campo intensivo en el altiplano boliviano sobre religiosidad y fiestas con el apoyo de la Cooperación Española.
Por otra parte, Molina afirma: “más que nunca, considero que dos elementos son claves para entender el desarrollo exitoso institucional: que el Musef debe gran parte de su éxito a la posibilidad de construir objetivos a largo plazo, gracias al apoyo recibido del Banco Central logrando así autonomía de gestión y recursos propios (excepcionales en nuestra experiencia institucional en el país); y que las políticas y gestiones desarrolladas en el Musef se explican por la vocación, mística, entrega y compromiso colectivo de sus funcionarios que han tenido continuidad laboral durante años”.
En este sentido explica que los cambios de autoridades realizados recientemente hacen temer políticas que, encubiertas en discursos de pretendidas buenas intenciones, rompen finalmente con el buen funcionamiento de larga data de estos centros. “Los frecuentes cambios que se han dado en el último año son indicios de una cada vez mayor intromisión a instituciones que funcionan muy bien y que finalmente, como en muchos casos, sólo se buscan espacios con fines aún no explicitados coherentemente”, puntualiza Molina.
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