No despegan los ojos de los muñecos, cuya alma es una mano anónima. Van y vienen. Gritan y susurran y los niños siguen sus movimientos y palabras al detalle.
El arte, que nació en la época de los griegos (siglos VII y II antes de Cristo), continúa vigente pese a las nuevas formas de entretenimiento del siglo XXI.
“Es un arte que nunca pasará de moda porque es fácil de llevar a cabo y crea un vínculo directo con los niños, que son los que más gozan de los títeres aunque es un arte para toda edad”, dice Melissa Herrera, quien además de formar parte del dúo de trova Entre dos aguas, dedica varios años a esta pasión.
Ella forma parte del Centro Cultura Albín junto a Mauricio Montero (la otra “mitad” del dúo musical), que ayer inauguró la segunda versión del Festival de Títeres Titeremarka.
El grupo boliviano compartió el escenario del Teatro Cámara con sus colegas argentinos de Chachakum.
“La respuesta de los niños es inmediata y eso es muy enriquecedor para un artista porque así puedes desarrollar respuestas e interactuar con el público, algo imposible de hacer con la televisión”, explica Herrera. Mientras Mauricio Montero señala que en el tipo de obra que proponen, al margen de la vistosidad de los muñecos, resalta el mensaje.
“Es arte con un mensaje para la construcción ciudadana. En la obra tiene un tono de reflexión hacia el medio ambiente”, explica Montero.
Titeremarka 2011
# Elencos Chachakun (Argentina), Concolorcorvo (Perú ), Colibrí (Venezuela) y Albín ( Bolivia).
# Lugar Teatro de Cámara, a las 18:30.
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