miércoles, 21 de diciembre de 2016

Matilde Casazola gana el Premio Nacional de Cultura

"¡Que grata sorpresa! Estoy emocionada con esa noticia. Muchísimas gracias” fueron las primeras palabras de la poeta Matilde Casazola, minutos después de enterarse que ganó el Premio Nacional de Culturas 2016. "Ha sido una repercusión de todo el país. He quedado muy asombrada y muy feliz de que la gente se emocione con mi arte y les agradezco por reconocer esto”, añadió.

Otra de las grandes ganadoras fue la protagonista del documental Vuelve Sebastiana, Sebastiana Kespi, quien se llevó el Premio Nacional a la Gestión Cultural Gunnar Mendoza 2016. Ambas personalidades culturales fueron elegidas por unanimidad del jurado, debido a sus trayectorias en el ámbito cultural.

Sdenka Fuentes, del Consejo Departamental de Cochabamba, en calidad de presidenta del jurado indicó ayer que se recibieron 12 postulaciones, de las cuales ocho fueron para el Premio Nacional de Culturas y cuatro fueron para Gestión Cultural, según una nota de prensa.

"Es un premio importante porque reconoce la labor de los artistas y los intelectuales. Ellos hacen su trabajo porque sienten que esa es su vocación y entregan lo mejor de su energía”, añadió la compositora en un contacto telefónico con el Ministerio de Culturas.

El viceministro de Interculturalidad, Johnny Tola, también participó en la ceremonia del anuncio de la premiación. "Esta vez han sido ganadoras dos mujeres. Podemos hablar de la cultura a través de la hermana Sebastiana Kespi que es uru chipaya y la hermana Matilde Casazola. Un aplauso para las hermanas merecedoras de este premio” dijo la autoridad.

A tiempo de saludar a la población boliviana y comentar que se encontraba en la ciudad de Sucre para celebrar las fiestas navideñas, Casazola se despidió diciendo: "Mi arte está agradecido. ¡Muchas gracias!”.

Hace más de una semana, se realizó una campaña de recolección de firmas para postular a Casazola al Premio Nacional de Culturas. La iniciativa fue impulsada por los escritores Gabriel Chávez y Magela Baudoin.

La postulación ciudadana enviada al Ministerio de Culturas fue firmada por 331 personas de las más diversas profesiones, actividades, generaciones y sensibilidades”. Para ellos, Casazola es hoy "uno de los referentes culturales del país y pieza fundamental del acervo musical y literario boliviano”.

Kespi fue postulada por el Centro de Formación y Realización Cinematográfica (CEFREC). Cada una recibirá un galardón dotado de 40.000 bolivianos.




Casazola, ícono de la poesía y la música

Para la chuquisaqueña Matilde Casazola, la poesía y la música iluminan como un faro su camino.

La primera llegó a su vida en 1967, año en el que publicó su primer libro Los ojos abiertos. "Fue importante porque representó el inicio de mi carrera en el mundo de la poesía”, aseguró la creadora. Según la autora, su obra poética se caracteriza por estar dividida en dos vertientes: la autobiográfica y la temática.

De sus poemas nacieron sus grandes canciones como El fueguito, El regreso o Tanto te amé. Piezas que hoy forman parte del repertorio nacional.

Casazola descubrió su segunda pasión: la música en la adolescencia. "Aprendí a tocar guitarra y ya no dejé de componer”, dijo la autora, quien enseñó guitarra en la Escuela Nacional de Folklore Mauro Núñez Cáceres.

Durante su trayectoria, la artista publicó más de 16 libros de poemas. "Cada uno de mis libros representa una faceta de mi vida. Los poemas que he escrito son una especie de diarios”, contó la poeta en una entrevista anterior.

Consultada respecto a cuál es su pasión favorita, Casazola respondió: "No puedo elegir entre la poesía y la música. Me quedo con ambos porque estos oficios son indispensables en mi vida y de alguna manera se complementan, pues considero que la poesía está en la música”.

"Varias de mis canciones nacen de mi obra poética. Por ejemplo, usé cinco textos poéticos de Jardín de Claroscuros para canciones del disco que lleva ese nombre”, sostuvo entonces la poeta, quien nació en Sucre el 19 de enero de 1943.




Sebastiana, protagonista de filme histórico

"Yo soy Sebastiana Kespi. He filmado la película cuando tenía 10 años”, dijo el 20 de mayo pasado con la voz entrecortada la protagonista de Vuelve Sebastiana (1953), la obra cumbre del fallecido cineasta Jorge Ruiz.

Vestida con el traje típico del pueblo uru chipaya, Sebastiana recibió un reconocimiento entregado por la Asamblea Legislativa. Ese día, en medio de su discurso, se puso a llorar.

Recordó a su fallecido esposo y pidió ayuda al Gobierno. "Ahora estoy sola, mi marido ha fallecido hace 10 años. Él iba a trabajar y yo compraba los víveres, ahora no tengo nada. Vivo con mi hija”, lamentó.

La mujer, de 75 años y abuela de 11 nietos, recordó su incursión en el cine. "Estaba en la escuela. Tenía 10 años. El profesor me prestó para filmar la película. Estaba muy contenta, pero me siento triste porque no tengo un sueldo, no tengo nada”, dijo Kespi, quien al hablar mezclaba el español con el pukina.

Vuelve Sebastiana cuenta la historia de una niña chipaya que se pierde en territorio aymara. La alarma de su desaparición cunde en Santa Ana de Chipaya y su abuelo sale en su búsqueda.

En 1954, por voto unánime del jurado, Vuelve Sebastiana fue escogida -entre 200 películas documentales de todo el mundo- como ganadora en la categoría de antropología y folklore, del Gran Premio del Festival Cinematográfico Internacional del Sodre, en Uruguay. En 2010, dos años antes de morir, Ruiz dijo que filmó Vuelve Sebastiana para mostrar la situación del pueblo uru chipaya.

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