Todos se han formado en el arte del diseño y elaboración de muebles estilo italiano, en escultura y pintura desde los 11 años, cuando llegaron a la Escuela de Carpintería Don Bosco de Carabuco y de Escoma, poblaciones de La Paz extendidas en las orillas del lago Titicaca.
Fueron siete años de estudio, en los que cada uno encontró su especialidad.
"Eso se da, a uno se le revela lo que le gusta, es difícil explicar porque no es igual en todos. Hasta una cierta edad te enseñan cómo usar las herramientas, pero después son las manos y algo en ti que elige”, expresa Héctor.
Tiene 31 años y un título de artesano escultor que le extendió la Universidad Católica Boliviana porque decidió continuar los estudios que inició en la Escuela de Carpinteros. También pinta, y en los talleres de Carabuco le da las últimas pinceladas a un cuadro de la Última Cena de Jesús, que formará parte de las obras que llegarán a La Paz para su exposición en la Catedral Castrense de Irpavi, del 17 de marzo al 3 de abril.
Héctor llegó a la escuela de carpintería de Carabuco a los 11 años. Sus padres decidieron que debía seguir estudiando y tener un oficio, con el cual hoy está cautivado y busca cada día su perfección.
Guía a otros jóvenes, pero cuida de no imponer su "estilo”. "Cada quien encuentra su camino, su gusto y especialidad”, insiste.
"Los artesanos que están aquí siempre están con el deseo de perfeccionar, crean sus obras, ya sean muebles o esculturas, y las quieren mostrar a la gente”, dice.
Fue por esa razón que los encargados de la Escuela de Carpintería Don Bosco dieron un paso más en el apoyo a estos jóvenes: la creación de la Asociación Familia de Artesanos Don Bosco, a través de la cual se expone y comercializa el trabajo de estos artistas.
"El objetivo es que los bolivianos conozcan el trabajo de estos jóvenes y que ellos puedan tener también un ingreso”, señala Esteban Zordan, encargado de los talleres de Carabuco y Escoma.
Y la iniciativa dio resultado porque las obras de arte de estos artistas llegaron incluso a Canadá, Estados Unidos y Europa. En Bolivia, se lucen en templos y edificios históricos de La Paz, Santa Cruz, Cochabamba y Chuquisca y otras ciudades. "Estamos especializados en arte sacro”, remarca Héctor.
A contra tiempo
En los talleres de carpintería de Carabuco y Escoma el tiempo pasa volando, será porque el trabajo de pulir las esculturas y los hermosos muebles en madera maciza con tallados a mano no se termina.
Uno de los artesanos lija con mucho cuidado la superficie de una mesa y coloca en ella unos apliques de láminas de madera tallada con figuras geométricas. Está especializado en el acabado para "embellecer el mueble”.
"La madera siempre puede embellecerse más, mejor si se usa productos naturales”, dice sin quitar la vista de su trabajo.
A unos pasos de él está Félix Aro, tenía nueve años cuando sus padres lo trajeron a la Escuela de Carpintería Don Bosco. "Tenía necesidad de estudiar, mi familia era necesitada”, dice. Se especializó en carpintería, aprendió desde el diseño y dibujo de los muebles.
"Trabajamos en madera maciza con el estilo italiano, la ensamblamos, no usamos clavos ni tornillos y nuestros diseños los pensamos nosotros, son nuestra inspiración, porque aprendimos a crear”, dice Félix.
"Una de nuestras diferencias es la técnica del arado”, añade. Félix se refiere al tallado que se realiza a algunos muebles.
A unos metros del taller está una sala donde se comenzaron a acopiar los muebles terminados: juegos de comedor, de dormitorio, sillones, tocadores y escritorios, todo salido de la imaginación y talento de los artesanos de Don Bosco. Están listos para ser traídos a La Paz.
"Es una alternativa para que estos jóvenes no tengan que migrar”, dice Esteban Zordan. La Escuela de Carpintería Don Bosco fue creada con ese objetivo, pero también con el de formar "buenos cristianos, honrados ciudadanos”, como buscaba Don Bosco.
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