La boliviana Wara Cajías, una figura de la danza en el país, poseedora de experiencia internacional, radica entre La Paz y Santa Cruz. Prepara Pro-Escena, que prevé estrenar en 2013. Su labor presente en la gestión cultural aporta a la creación de un programa para profesionales en las artes escénicas. En la labor educativa, esta semana dirige el taller Danza teatro de Fundarte, un espacio en el que invierte los conocimientos de su formación en el extranjero.
La Escuela de Pina Bausch es un pilar en su formación. ¿Qué valores de esa enseñanza marcaron su profesión?
Son varios los pilares de mi educación, no solo la escuela de Pina Bausch, sino mi maestra Mery Fulkerson O'Donneil y todos los directores y colegas con los que tuve el honor de trabajar y aprender. Me enseñaron la importancia de buscar, oír, observar y aprender continuamente, incluso cuando se imparte una enseñanza; que nada debe darse por sentado ni siquiera una vieja técnica; que es necesario darse demasiada importancia y ser honestos detrás o dentro del escenario; y que es fundamental arriesgarse a hacer algo nuevo, reinventarse, y fracasar para aprender a resurgir. Lo primero que aprendí en la escuela superior Folkwang, bajo la dirección de Pina Bausch, fue que un artista se muestra como es, no como quisiera ser, y lo aprendí porque eso mismo se valoraba desde las audiciones.
¿Cuál considera su trabajo artístico más exigente?
El más exigente como intérprete fue mi primer trabajo con el director Chrsitoph Marthaler, porque debía bailar en grupo y sola, cantar en coros cinco voces, hacer acrobacias, e interpretar un monólogo. Para esa obra todos los intérpretes eran multitalentosos; me contrataron como suplente de una actriz-bailarina que admiraba, Altea Garrido, después de una audición en tres partes: danza, teatro y música. Fue extraordinario, me sentía estimulada por todos los costados.
El trabajo más exigente como coreógrafa fue en Irán, era la primera coreógrafa invitada por el gobierno después de la revolución. Debía trabajar con prohibiciones que poco a poco pudimos superar. Se trataba del montaje de Bernarda Alba de García Lorca. La primera dificultad fue que en Irán las mujeres están prohibidas de bailar, y yo había sido contratada para concebir coreografías; tengo muchas anécdotas de ese montaje. Finalmente fue fabuloso y giramos por importantes festivales europeos.
¿Cuál es su trabajo artístico más reciente?
Es mi primer disco de música electro-pop-punk-comedia, que sacamos con mi dúo Santa Juana de los Mataderos. Me divirtió muchísimo trabajarlo y mostrarlo. Ahora preparamos nuevas canciones, sin apuro, con mucho gusto.
Tiene un programa de radio. Por favor, descríbalo.
Consiste en presentar consejos de la abuela, y de panelistas para resolver la ardua tarea de escoger dónde, cuándo, cómo, y hasta con quién pasar el tiempo libre. Cada panelista invitado es especialista en algún género artístico y presenta lo que a su parecer sería conveniente hacer en el tiempo de ocio. Las pastillas de la abuela es una nueva revista cultural semanal, que se emite por radio Deseo, 103.3 FM y www.radiodeseo.com, todos los viernes a las 11:30
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