miércoles, 2 de enero de 2019

El desafío de 'Rigoletto'



La ópera no es elitista, quizá se hizo así con el tiempo, pero el alma de la ópera está al lado del pueblo, porque nació junto a él”, explica un emocionado Leonel Fransezze, director y productor de Rigoletto, que se presentará del 6 al 9 de diciembre en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez (Jenaro Sanjinés, esq. Indaburo) a las 19.30. El éxito de La Traviata el año pasado impulsó al artista a producir una ópera cada año, devolviendo a La Paz la presencia de este género musical teatral.

“Rigoletto debía ser la primera ópera con Macondo Art (su productora), pero la suerte se volcó por La Traviata. Así que la planificamos para este año con el Banco BISA y la Embajada de Italia. Es una ópera fantástica, me fascina. Creo que es mucho más oscura, mucho más difícil, más compleja musicalmente”, cuenta durante un breve descanso.

Tan cerca del estreno, los ensayos se han intensificado. Los cantantes invitados internacionales Cristian Maldonado (Argentina) y Constanza Castillo (Chile) trabajan con los bolivianos —Israel Alarcón (Duque de Mantua), Alejandra Wayar (Maddalena) y Tere Morales (Giovanna), en los roles protagónicos— y cada día se adentran más en el universo de la obra. “Recurrimos a un barítono con mucha formación. Cristian ya había hecho este rol, nos había acompañado en La Traviata y acababa de hacer Rigoletto en Buenos Aires”.

En escena, Maldonado despliega muchísima energía, su presencia es imponente y su voz se desgarra ante las infamias de las que su personaje se ve víctima. “Laburar con Leonel es un gusto porque sabe lo que quiere —expone el barítono argentino— siempre quiere algo especial, lo pide y también te sabe escuchar”.La altura hace que para el artista cantar en La Paz “sea un entrenamiento deportivo”, además de que la temporada incluye cuatro presentaciones seguidas. “Amo hacer Rigoletto, es un drama muy intenso: es el bufón que tiene a su hija oculta, que quiere divertir a la corte haciendo sufrir a las otras personas y que carga con una maldición. Es el bufón que termina creyéndose rey”.

La hija del bufón, Gilda, es interpretada por Constanza Castillo, artista chilena con quien Maldonado ya ha cantado en Argentina. “Trabajamos en el Teatro Colón. Gilda es un rol que tengo en repertorio. Los ensayos son súper intensos, hay que armar en poco tiempo una ópera muy grande. Gilda es una chica joven que no ha cumplido 16 años, es profundamente buena, totalmente luminosa y soñadora, pero le pasan cosas en el camino que le cambian la vida”.

El personaje que interpreta la célebre aria Caro Nome es cautivador. “Me encanta la belleza de la música que Verdi compuso para ella. La ópera en sí misma tiene una potencia grande, pues si observamos bien, Gilda puede ser una chica de hoy, en cualquier parte”, agrega la cantante.

El resto del elenco ha sido elegido como siempre, a través de un casting. En total se tiene a 30 artistas en el escenario —incluyendo el coro integrado solo por hombres—, 35 músicos bajo la batuta de Andrés Fernández y el equipo técnico y artístico de Macondo Art, llegando a tener a más de 100 personas en este espectáculo.

El trabajo para este gran montaje lleva meses. “Primero me pregunto cómo abordaremos la obra y junto al equipo base (la productora Claudia Gaensel, vestuaristas y escenógrafos) poco a poco vamos creando el universo de nuestro Rigoletto —revela Fransezze—; decidimos proponer una Italia victoriana, esta vez con una puesta más tradicional (teniendo en cuenta que La Traviata estaba ambientada entre cholas paceñas de antaño). Todo es original, no copiamos videos para hacer puestas en escena, sino que ofrecemos nuestras propias interpretaciones de la obra”.

Para la puesta en escena se trabaja con los cantantes —con quienes se ha hablado previamente sobre propuestas y percepciones de los personajes— y una pianista. De esta forma el universo de la ópera se va desarrollando, mientras Fernández afina por su lado el trabajo con la orquesta. “Luego hacemos una pasada italiana —la orquesta con los cantantes, pero sin los movimientos ni los desplazamientos— y en una etapa posterior hacemos los ensayos con orquesta y puesta en escena. En los generales se suma el vestuario y la escenografía”. Es un montaje de gran calibre que implica una inversión de más de Bs 350.000 para cuatro días de funciones en el Teatro Municipal.

“El objetivo es llenar el teatro. Han sido muchos años sin ópera: es muy caro y hay muchas adversidades, quizá eso ahuyentó a otros directores. Pero en estas presentaciones hemos encontrado a seguidores de la ópera y a gente joven entusiasmada que a la salida del teatro nos ha dicho: ‘Sigan adelante, veremos todas las óperas que hagan’. Es así que estamos cultivando a una generación que va a llevar a sus hijos a ver ópera”.

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