La música es la más pura expresión del alma, basta conocer sus acordes para interpretar a sus ejecutantes. La llegada de los españoles a América, trajo consigo usos y costumbres propias y ajenas a la península, las que luego se amalgamaron con la autóctona. Pero su incorporación a las clases sociales tardaron unas más otras menos. Se estima que alrededor de 1824 aparece la zamacueca en el Perú, seguidamente pasó a Chile donde se la conoció como Cueca chilena o chilecito, al pasar a la república Argentina, adopta el nombre de Zamba, mientras que en Bolivia se la conoció como Cueca (Soliz Béjar, 2007), quien manifiesta además que cueca provendría de “Clueca en alusión a la coreografía, es decir, las vueltas que realizan las parejas y el cacareo en la posesión del gallo a la gallina”.
En realidad, clueca es la gallina que esta empollando y no acepta la pisada del gallo; por tanto no es aceptable esta suposición. La sama cueca proviene de una de las regiones del antiguo Tawantinsuyo, por lo que no es raro que la palabra provenga del quechua “Samaykuy, significa, echarle aliento de la boca a la cara de otra persona”, mientras que “Samakuj, expresa, persona propensa al ocio”, ya que “Sama, significa aliento, resuello, vaho”, en Aymara, la traducción es casi similar; la deformación castellana hizo el resto; como se sabe, el baile de la cueca causa resuello, transpiración. La cueca en sus inicios, causó entusiasmo, emoción y sorpresa; la plasticidad de los movimientos ejecutados por el hombre y la mujer, eran motivo de espectáculo y alegría, por lo que los criollos y españoles se mofaban llamándola “baile de la rueca”, en alusión al platillo de hilar que gira en torno a su eje, luego por deformación idiomática se transformaría en “cueca”, palabra que se popularizó junto al baile de corte nativo, no obstante haber nacido entre la clase media y baja citadina. El baile fue novedad y a la vez sensación; ganó adeptos, ejecutantes y compositores. A pesar de todo, hay variadas acepciones sobre el origen de la palabra cueca.
La cueca en Bolivia es citada en diversas obras, tal como en “La niña de sus ojos” de Antonio Díaz Villamil, donde se cita al tango, fox, jimmys, maxixas y congas, expresiones musicales que trataban de reemplazar a la cueca en el seno de la clase popular. A partir del último cuarto del siglo XIX, comienzan a surgir cuecas elaboradas; el músico e investigador Atiliano Auza León cita a los compositores Simeón Roncal (1872-1953), Eduardo Caba (1890–1953), Antonio González Bravo (1885–1961), Teófilo Vargas Candía (1886–1961, Humberto Vizcarra Monje (1898–1970), José María Velasco Maidana (1899- ), luego le siguen los compositores contemporáneos, tanto profesionales como autodidactas.
Hasta entonces, la música que se escuchaba o se bailaba, era importada de Europa, ya que los propios españoles preferían música flamenca, italiana o francesa; los negros alternaban esta música con la traída por ellos, como el tundiqui, mururata o saya, mientras que el autóctono trataba de asimilarse a su modo, “mestizando” su música en “Waca-thocoris”, “pachochis” hasta llegar a la cueca, bailecitos, pasacalles y otras de carácter híbrido.
Con la guerra del pacífico, los soldados bolivianos retornaron del territorio peruano y andino con novedades literarias y musicales, en ese momento el ritmo de la cueca no había alcanzado su mejor momento, contrariamente a lo que sucedía en el Perú, donde se rebautizaba a la zamacueca como “marinera”.
Antes y durante la contienda del Chaco, soldados paceños, potosinos, orureños y chuquisaqueños se asentaron en la ciudad de Tarija, a partir de entonces se comienza a escuchar y bailar la cueca chuquisaqueña y potosina en varios estratos sociales. Juan de Dios Shigler Romero, fundador e integrante de la Estudiantina “24 de septiembre”; en diciembre de 1978, en una entrevista con el autor de la presente nota, indicaba que “Los instrumentos más usados eran la guitarra, violín, flauta dulce, flauta traversa, mandolina y concertina, entre las interpretaciones más comunes, se tenía el charlestón, tangos, paso dobles, algunos vals peruanos y vieneses, se tocaba también pasacalles, bailecitos y cuecas chuquisaqueñas, potosinas y paceñas, puesto que la cueca tarijeña recién nacería entre los años 1930 - 1938. Mientras que en el área rural tarijeño, se entonaba la tonada, la copla, falsete que se convertía en el alma de las fiestas criollas, este cantar era signo de que la chicha o el vino patero había hecho efecto”. Shigler Romero, publicó en 1937 su “Coplero chapaco”, tonadas que había empezado a compilar desde 1929. A partir del año 1938, aparecen las primeras composiciones de cuecas con temas alusivos a la guerra, a la moza, al río Guadalquivir, a la tierra chapaca. Con la instalación de Radio “Guadalquivir” de propiedad del señor Raúl Márquez Salinas, emisora que fue armada por el propietario; oficio que había aprendido en Buenos Aires y de allí trajo la iniciativa de realizar audiciones radiales en vivo; esta fue una coyuntura propicia para la música tarijeña, así nacía valores de la talla de Pio “Zenca” Martínez, Elías Dipp, “Ñato” Vargas y otros asiduos participantes, pero antes de ellos, hubieron compositores aficionados que ya cantaban temas chapacos. Por la perseverancia, número de composiciones y estilo, se reconoce a “Zenca” Martínez como el padre de la Cueca tarijeña.
“Las voces del valle” fue el primer conjunto que grabó música tarijeña, entre ellas, la cueca. El segundo grupo folklórico en hacerlo fueron “Los Embajadores del Guadalquivir”, a propósito, su vocalista Abdón Rivera Mogro, canta autor del conjunto indica que las cuecas más antiguas serian: La lechuga en el Huerto; Zapato fino; Cuesta de Sama; Guadalquivir; Norita; entre otras.
El folklore, palabra inglesa introducida en 1844 por Sir William John Toms; en Bolivia este término es empleado por primera vez por Bautista Saavedra en su libro “El Ayllu”, editado en Bruselas el año 1903, mientras que en Tarija, es Víctor Varas Reyes el abanderado con su libro “Wiñaypacha” (1942). Hay que convenir que “folklore es todo hecho superviviente de una cultura y, que un hecho folklórico, es todo fenómeno sociológico tradicional, popular, anónimo, regional y plástico” (A. Paredes-Candia, 1999). En tal razón, las obras musicales de corte vernacular, como la cueca, bailecitos, taquiraris y otras composiciones que detentan autoría, son auténticamente folklóricas.
Estudio realizado
por René Aguilera Fierro
NACIMIENTO DE LA CUECA CHAPACA
La cueca chapaca, nació en el ámbito citadino y fue incorporada en forma lenta y paulatina al sector rural. Contrariamente, la cueca chaqueña, es eminentemente rural, surgió a la luz pública el año 1968 con el “Dúo del Pasacanal” integrado por los campesinos Alberto Choque y Fortunato Gallardo, que interpretaban el violín y bombo respectivamente. Grabaron primero un disco de corta duración y luego se presentaron en el Primer Festival del Canto y la Poesía Chaqueña, punto de partida para el renacimiento de la música chaqueña; el dúo fue grabado en una antigua reportera y llevada al disco, esfuerzo que realizó el radialista Juan Castillo Ruíz de Yacuiba. Posteriormente vendrían “Los Guadalupanos”, “Los Hilachas”, “Los Canarios del Chaco”, Antonio López y otros que tendrían como palestra el Festival de la Frontera (Festifront).
Para efectos de espectáculos, se ha optado por ejecutar la cueca del valle y del chaco con parejas disfrazadas de chapacos y chaqueños respectivamente. Ambas modalidades, agrupadas, constituyen la Cueca tarijeña, con características musicales y personalidad propia en la interpretación y ejecución coreográfica.
Composición
La cueca tarijeña, consta de cinco partes: Introducción, cuerpo, kimba, jaleo y descanso. 1) La introducción o presentación, es la parte inicial del baile, donde el varón puede presentarse con gesticulaciones corporales, sea de pie, inclinando el cuerpo o asentando una rodilla en el suelo, con el pañuelo en alto, medio o bajo, incluso en giro a su propio cuerpo; también se puede iniciar con el pañuelo al cuello, al hombro, cintura o bolsillos mientras se aplaude azuzando a la dama, mientras tanto esta recibe la invitación con donaire, coqueteo y leves movimientos corporales. 2) El cuerpo de la cueca, lo constituyen las vueltas enteras o las medias vueltas, las que consisten en el recorrido de la pareja por el escenario o pista de baile, mientras ocurre el desplazamiento de la pareja, se ejecutan movimientos con los pies, cuerpo y brazos, el pañuelo por lo regular en la mano derecha de ambos, puede ser batido al aire, alrededor del propio cuerpo o ser llevado a la parte posterior. Este es el momento del coqueteo, se busca conquistar a la pareja de manera juguetona y alegre que incita su búsqueda; la gracia y donaire de la moza es fundamental, aún en el desaire o la indiferencia.
El uno o ambas parejas pueden ser atrevidas en la conquista. 3) La Kimba, en este sector de la cueca, por lo general es el hombre el que toma la iniciativa de galanteo, aunque el afán de conquista puede ser convenido entre ambos. En la kimba, en ningún momento hay contacto corporal, el hombre puede pasar el pañuelo alrededor del cuello de su dama o aprisionarla con el pañuelo sostenido por ambas manos, mientras se miran sonrientes, ambos sincronizan sus pasos en la brevedad del contoneo de hombros y caderas de manera graciosa y agradable 4) El jaleo, al concluir la kimba, se produce la exclamación “¡ahora!”, seguida por el jaleo o palmoteo del público, mientras la música acentúa sus acordes, es el climax del baile, expresión de alegría y diversión, la pareja zapatea y hace movimientos corporales de júbilo, mientras el público los aplaude al ritmo de la música; luego de dos vueltas termina la primera parte de la cueca, aquí se produce el descanso. 5) El descanso musical, se expresa con el “estribillo o Aro aro” constituido por cuatro versos, por lo general jocoso, la segunda parte de la cueca es similar a la primera.
Existe también el “aro aro” después de la segunda kimba y antes del jaleo final, consiste en detener el baile, realizar un brindis entre la o las parejas, quienes entrelazan mutuamente el brazo derecho portando una tutuma de chicha o un vaso de bebida. A partir de 1980, se estila dejar caer estrepitosamente la charola luego que la pareja retira su copa.
Apuntes
En general, se puede afirmar que es una danza que se baila tanto en acontecimientos sociales como en escenarios. En el último caso, también cambia el vestuario según el tipo de cueca