En su décimo aniversario, la Orquesta Filarmónica de Cochabamba (OFC) ofreció al público cochabambino un gran concierto de Gala con las obras: la brillante y virtuosa Obertura de la Ópera “Ruslán y Ludmila” del compositor ruso Mikhzil Glinka; la alegórica Sinfonía Concertante de W.A. Mozart, escrita para violín y viola con acompañamiento de orquesta sinfónica; y la Sinfonía Nº 3 en Fa mayor Op. 90 de Johannes Brahms, obra maestra del compositor alemán. Donde alrededor de 70 músicos participaron, además de los solistas invitados: Rubén Darío Reina (Colombia – España) en el violín, y Maxim Novikov (Rusia) en la viola.
Más allá del concierto, ambos intérpretes ofrecieron clases magistrales en la primera edición de la International Music Academy, organizado por la OFC, en el centro Simón I. Patiño. Taller que duró dos días, donde se concluyó con un pequeño concierto clausura por parte de los estudiantes de dicho taller. Y donde se abordaron temáticas del cómo estudiar las partituras, interpretación del violín y la viola, buena postura, relajación, etc.
En una entrevista hecha por Señal clásica, radio Nacional de Colombia, el violinista Reina comentó que la OFC celebra más que los 10 años de creación, ya que su fundador, Augusto Guzmán, soñó con esto mucho tiempo antes.
Guzmán, compañero del conservatorio en Rusia de Reina y gran amigo suyo, soñaba con la conformación de una orquesta sinfónica, pues en aquella época aún no había una igual en Bolivia. Este sueño, aparentemente imposible, se veía reflejando en que ni siquiera habían músicos para hacer una orquesta en ese entonces.
Sin embargo, al terminar sus estudios, Guzmán regresó a Bolivia e hizo una orquesta de cámara que duró aproximadamente 10 años. Orquesta que luego se convertiría en la Filarmónica de Cochabamba que hoy en día conocemos. Eso sucedió en el año 2007.
“Yo he tenido el privilegio de ser testigo del desarrollo de esa orquesta. Ya que la conocí en sus primeros momentos, he visto cómo ha ido creciendo, cómo ha ido subiendo su nivel. Y cómo el entusiasmo y el amor por la música han hecho que el proyecto salga adelante. Yo creo que la gente de Bolivia y Cochabamba tiene que estar orgullosa, pues ahora mismo es la mejor orquesta de Bolivia”, de esta manera menciona Reina.
Y verdaderamente, todo esto es parte de algo que todavía no ha terminado. Es decir, cada año que pasa se mejora más y más en cuanto a musicalidad, expresión, técnica. En definitiva, dentro de la OFC, están músicos que dedican alma, vida y corazón para que el movimiento de música clásica en Cochabamba, y obviamente en el país, siga creciendo y mejorando con el pasar de los años.
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