Son cinco expositores dedicados a la producción de charangos, quienes además muestran el proceso de construcción.
“El charango se fabrica de naranjillo. En Aiquile no hay naranjillo porque se está acabando. Yo diría a nuestras autoridades, a nuestros alcaldes, que piensen la forestación con naranjillo”, aseguró ayer a Los Tiempos Indalicio Jiménez, presidente de los residentes aiquileños. Según explicó, actualmente se trabaja con naranjillo cruceño, pero el de Aiquile es mejor porque proporciona un sonido más chillón.
Indalicio construye charangos hace más de 20 años y radica en la ciudad desde el terremoto de 1998.
Vidal Delgadillo es otro constructor que si bien nació en Tarata, se siente adoptado al estar casado con una aiquileña y haber aprendido de su suegro, Alejandro Rojas, y de sus cuñados, a fabricar el instrumento.
Juvenal Claros lleva 18 años en el oficio y al mes construye entre 10 y 12 charangos en su taller ubicado en la avenida Petrolera.
Emeterio Montaño también es aiquileño residente y construye –además de naranjillo– en madera de jacarandá, elaborando diversos modelos en pirograbado y tallado en madera.
Esta feria está acompañada de una exposición de cuadros inspirados en el charango y en Aiquile, con obras de Eloy Quiroz, Felipe Juvenal Quiroz, Gimber Rosas y Efraín Rojas. La muestra estará abierta hasta el 10 de julio.
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