El café Rayuela está ubicado una casa antigua -hasta centenaria- cuyos muros tienen el grosor de un metro, Le debe su nombre a la novela (o antinovela) del escritor Julio Cortázar (1963). Un libro transgresor al orden tradicional de una historia que condena las obsesiones del autor argentino y en cuyas páginas se muestra, entre otras historias, el amor turbulento de Oliveira y La Maga.
"El nombre inicialmente era Zócalo, pero lo cambiamos. Rayuela fue lo primero que vino a mi mente porque supongo que es el libro que más me ha gustado de Julio (Cortázar) y por todo el enlace cultural que tiene esta palabra”, detalla una de las socias, la fotógrafa Verónica Mendizábal.
Mendizábal, una fanática declarada del café, que además ha pasado varios cursos para elaborarlo, se unió a la exministra de Autonomías y comunicadora social Claudia Peña. Asociadas empezaron a juntar algunas de sus pasiones en un espacio.
El café Rayuela -que estará abierto a partir de este 6 de abril, de lunes a sábado de 8:00 a 20:00- espera ser una propuesta que atraiga con arte y que rompa con la rutina de Obrajes como zona de paso. Que la gente asista al espacio tiene que ver también, según sus propietarias, con el objetivo de visibilizar un barrio en cuyas calles se aprecia viviendas con una arquitectura antigua muy interesante.
Espacio hecho a medida
El café está ubicado en la avenida Héctor Ormachea 5604, en la esquina calle 10 de Obrajes. Para decorar el espacio, de dos pisos, se reutilizaron varios materiales. Una puerta desechada se convirtió parte de la decoración a través de la cual se pueden observar fotografías de La Paz.
Los palets o tarimas, estructuras de madera que se usaban en embalaje, actualmente son materia prima para fabricar muebles. Son empleadas en el nuevo espacio para la construcción de dos sillones, una barra y parte de la original decoración.
"El concepto ha sido crear un espacio donde la gente se sienta acogida, donde las personas se sientan invitadas a charlar y quedarse. Nos interesa además que sea un espacio cultural donde hayan presentaciones de libros, de poesía y se exponga fotografía y arte”, añade Peña.
La idea de rayuela, como el juego, forma parte de la reutilización de objetos para construir un mobiliario nuevo para este espacio que también apuesta por lo lúdico. Otro de los deseos de las socias es que las paredes sirvan como soportes para obras murales de artistas paceños.
Peña cuenta que no sabe si esta nueva actividad será o no para ella un descanso de la política, pero que sin duda es una experiencia diferente. Argumenta que el café es su presente y que desea abocarse al mismo.
Gastromía y arte
Rayuela tiene alrededor de seis opciones diferentes de bebidas como chocolate, té y café. Además, de una variedad de panes elaborados –como pita e integral- en el lugar. También ofrece repostería dulce y salada.
A esas propuestas se suma una variedad de sándwiches, pizzas además de lasaña. Uno de los sándwiches más novedosos es el que lleva manzana asada, uva, queso y tocino. Un ingrediente recurrente en las opciones es la albahaca.
"Hemos sacado los ingredientes más comunes como la lechuga, el tomate y la cebolla para reemplazarlos, por ejemplo, con tomates deshidratados”, dice la fotógrafa propietaria.
Las expectativas de Mendizábal y Peña apuntan a que Rayuela sea un espacio sostenible, pero que además se convierta en una alternativa para artistas que no tienen los medios para exponer en las galerías. Por ello, el café está abierto sin costo a los creadores -fotógrafos o pintores- que quieran exponer sus obras en sus flamantes instalaciones.
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