El joven violinista cochabambino Óscar Alberto García Delgadillo, a sus 20 años, logró grandes éxitos en la música. En febrero de este año, ha ganado el primer lugar en el concurso internacional "Best Mendelssohn Performance". Asimismo, ha logrado clasificar entre los 80 mejores talentos de América y el premio lo vive en el presente: la gira con la "Orquesta Las Américas" por Chile, Argentina y Brasil, durante un mes. Es el único boliviano clasificado que lleva el nombre del país en alto. En Panamá logro ser el segundo mejor violinista de los 28 países Iberoamericanos. Anteriormente, ganó el premio de la Organización de los Estados Iberoamericanos (OEI), tuvo el honor de tocar junto al violinista Jaime Laredo el año 2015 y fue condecorado con la Orden "Wolfgang Amadeus Mozart" en su condición de "prodigio". Además, recibió varias distinciones.
Albert toca el violín gracias a su papá, él le regaló su primer violín a los siete años. Estudió en el Instituto Eduardo Laredo de Cochabamba, allí sintió la obligación de tocar algún instrumento pero cumpliendo los 14 años, gracias a Eduardo Paredes, violinista boliviano que reside en Europa, conoció la música de una forma diferente.
Fue concertino de la Orquesta Sinfónica Juvenil y se presentó como solista interpretando “Las 4 estaciones de Vivaldi”. Estudió violín bajo la tutela del Maestro Eduardo Rodríguez y Dmtry Pokras en la UNC-Córdoba. El 2013, ganó el Concurso Internacional “Música Maestro” organizado por la OEI. El premio fue un viaje a la ciudad de Panamá a integrar la Orquesta Iberoamericana. Participó en el Festival “Música nas Montanhas”. Es integrante del Programa “Bolivia Clásica”, donde recibió clases magistrales con los maestros Eric Hosler, Ken Aiso y Leticia Moreno. En Argentina se recibió de la Universidad Nacional de Córdoba en la carrera de música, violín, el año 2016. Actualmente estudia con la maestra Linda Hsu en la UCA, Arkansas, EEUU en la carrera de música, en la especialidad de perfeccionamiento del violín. Está becado y tiene todos los gastos pagados.
Albert asegura que una vez culminados sus estudios empezaría una maestría pero que no está en sus planes quedarse a vivir allá.
“No me quedaría allá, si o si volveré a cumplir mis sueños. La gente tiende a criticar o dejar el país porque en Bolivia es difícil vivir de la cultura, no existe apoyo de parte de nuestras autoridades. Mi mayor meta es crear un conservatorio en mi país y dar un grado de licenciatura, desde niños de tres a nueve años. Sería un lugar donde los niños puedan desarrollar sus potenciales”, dice.
También cuenta que en el área de la música hay mucha gente joven que tiene un buen nivel, “la competencia es dura”, asegura. Albert cree en el apoyo verdadero de la familia; “el apoyo es esencial para formar a tus hijos, no se trata de ganar un sueldo para mandarlos a buenas instituciones sino de un apoyo de calidad y real, reconocer sus talentos y apoyarlos moralmente”, dice. También cree que el éxito depende de la gente que lo rodea, de las amistades que escoge y de cómo traza sus metas.
“El medio en el que te desarrollas depende de ti, si escoges bien a tus amistades y tienes el apoyo de tu familia, puedes ser exitoso en todo”, añade Albert.
Su padre, quien ha seguido todos sus pasos desde niño, espera que la alcaldía o el Estado puedan apoyar la formación de este talento considerado extraordinario.
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