El último trabajo que realizó la dupla artística fue el mural de los Montoneros de Méndez, ubicado en la entrada del mirador Juan Pablo II, que ha sido una iniciativa de la Casa de la Revolución.
Dicho mural trata de la trayectoria del grupo de folklore tradicional chapaco Montoneros de Méndez, a la cabeza de Hugo Monzón y Luís Aldana. Ambos grandes valores y personajes de la ciudad de Tarija a quienes se les ha podido hacer un homenaje en vida, indicó Mario.
Carlos Vacaflores, director de la Organización No Gubernamental (Ong) Comunidad de Estudios Jaina, creó el diseño del mural de los Montoneros de Méndez al recopilar las ideas de los miembros de la Casa de la Revolución. Mario y Beba fueron los encargados de plasmar las ideas y realizar el mural.
Beba aprendió el arte del mosaiquismo en la ciudad de Barcelona y es una de las pocas artistas en Tarija que cultiva y enseña este arte. “El mural de los Montoneros de Méndez es una técnica mixta que tiene dibujo, pintura y mosaiquismo”, agregó.
“El arte mural es un arte público, para todos los transeúntes, rompe la cotidianeidad y da un tiempo de observación y de acción, para evadir por algún momento los problemas que tiene cada persona en su vida cotidiana”, explicó el muralista.
Mario Burgos es artista desde niño y desde el año 1970 realizó exposiciones en Bolivia, México, España, Puerto Rico, ha tenido bastante satisfacción con el arte, ha realizado pintura de caballete y diversas técnicas como artista plástico.
En Tarija hay una tradición desde el Festival del Arte y el Vino para la realización del muralismo, es una expresión cultural global, que se inicia en Lisboa Portugal y luego trascendió al resto del mundo. Según Mario, los murales son importantes para mejorar la ornamentación y dar una mejor cara al turismo, los mismos son dirigidos a la comunidad, porque no se tiene que pagar y es un arte que no está en museos privados.
Mario también realizó un mural en las paredes exteriores de la casa de la familia Vaca Dolz que dan a la calle Delfín Pino esquina María Claret, en el barrio de Villa Fátima, el mural recupera la memoria histórica de Pedro Vaca Dolz, mártir que nació en San Lorenzo y estuvo en contra de la Guerra del Chaco, fue encarcelado y llevado a un lugar de fusilamiento por rebelarse contra el Gobierno.
Pedro Vaca Dolz era ebanista y en su condición obrera se conectó con líderes sindicalistas, durante la presidencia de Mamerto Urriolagoitia. “A Vaca lo tomaron preso y enfermó de los pulmones y cuando murió, en vez de enterrarlo lo hundieron en un lago, según lo investigado por la socióloga Silvia Rivera”, explicó Mario.
En virtud de ese olvido, Patricia Arca, nieta del mártir, ha tomado contacto con la Casa de La Revolución y gestionó la realización del mural en homenaje a su abuelo. Mural que mide ocho metros de largo por dos de alto y tiene una leyenda al lado. “La técnica del mosaiquismo es muy minuciosa requiere mucho detalle y paciencia, en las partes grandes se aplicó pintura”, explicó la muralista.
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