El péndulo del reloj marca las cinco de la tarde y el repique, por demás ruidoso, se deja sentir en ese “rincón de su hogar”, que el reconocido barítono boliviano Gastón Paz Zegarra eligió para la entrevista.
Este ambiente, que se encuentra en
la parte posterior de la casa principal con vista al jardín, es amplio e iluminado; allí funciona su estudio de trabajo y es lo que se podría calificar como un museo personal, que el mismo barítono nombró como su cuarto de “Reminiscencias”; en otras palabras, su espacio de recuerdos.
Nada más acertado que ese nombre, puesto que distribuidos en las paredes de su interior están colgados cuadros, fotos, distinciones, plaquetas, medallas y muchos otros objetos, que fueron llegando a su vida a lo largo de más de medio siglo de actividad artística.
Otro sector de la sala está ocupado por su colección de discos de vinilo, donde destaca la portada de dos piezas, una de Enrico Caruso, el popular tenor italiano y la otra de Plácido Domingo, a quien afirma haber conocido personalmente hace unos años atrás.
En una de las paredes se encuentra colgada la corona de inca que lució en la ópera Incallajta, que fue escrita y presentada por primera vez en 1980, por la que fuera su amada esposa Norma Méndez de Paz, quien hace tres años partió de este mundo, pero sigue presente en el corazón y la memoria de su esposo y su familia. Entre sus objetos personales también hay varios que reflejan su vida familiar.
Tantos y tantos recuerdos, hasta pareciera que este espacio tan personal de Gastón Paz queda pequeño para recapitular la vida de uno de los barítonos bolivianos más destacados de Bolivia; pero que a la vez, resulta lo suficientemente confortable para recibir a sus visitas.
Después de unos minutos de conversación, repentinamente, Gastón se levanta y camina unos pasos hasta llegar al lugar donde se encuentra
un piano de cola, que está cubierto con un grueso tapiz rojo. Se sienta, levanta la tapa y comienza a tocar una melodía religiosa, que acompaña con su -todavía- potente voz.
El sonido del péndulo del reloj pasa a un segundo plano, permitiendo escuchar a aquel hombre de 86 años, que ama la música con todo su ser.
NUEVO PROYECTO
Después de la última melodía, Gastón Paz retorna al sillón y retoma la conversación para mencionar que tiene un nuevo proyecto cultural.
Este barítono lírico todavía se siente con el deseo y las fuerzas para motivar a sus “llajtamasis” a crear un comité impulsor que se encargue de lograr que las autoridades aprueben la construcción de un nuevo teatro multifuncional, con capacidad para unas tres mil personas.
“Cochabamba merece un nuevo espacio cultural, nuestro Teatro Achá quedó muy pequeño para satisfacer la demanda de las actividades culturals. Si bien hay algunos centros de convención que se prestan para paliar estas necesidades, no existe un ambiente que supere la magia que se crea en un teatro”, asegura Paz, quien además señala que ésto es el principio de lo que vendrá más adelante.
“Aun no es tiempo de descansar,
el trabajo da vida y salud; creo que
no hay que apoltronarse para vivir
de los recuerdos”, añade.
Reflexivas palabras para un hombre cuyo rostro y figura ya reflejan el paso de los años, pero tiene la mente lúcida y anhelante de nuevos desafíos.
una VIDA PLENA
Gastón Paz Zegarra comenzó a cantar como solista del coro del colegio “La Salle” a los siete años, bajo la dirección del hermano Justiniano. En el transcurso de su vida escolar, paralelamente tomó clases de educación de la voz en el Conservatorio de música del gran compositor nacional “Teófilo Vargas”; quería complementar su educación musical. Su amistad con el gran compositor lo llevaría a participar de grandes obras y melodramas
de la época, entre los que destacan: “Aroma y Coronilla”.
El tiempo pasó y pronto se vio cursando la carrera de Odontología en la Universidad Mayor de San Simón, pero nunca dejó de lado su actividad musical.
Una foto, ubicada sobre una mesa, refleja el matrimonio religioso de Gastón Paz con la señorita Norma Méndez saliendo de la iglesia del Hospicio en 1958. Una unión que duraría 54 años, tiempo en el que criaron y acompañaron juntos a cinco hijos: Gastón, Alfredo, Esteban, Sebastián y Norma.
Don Gastón recuerda que cuando llegaron los primeros retoños era momento de buscar nuevos y mejores rumbos. Es así como la familia Paz Méndez cambió de residencia y comenzó a radicar en la ciudad de La Paz, donde trabajó como docente en la Universidad Mayor de San Andrés en la carrera de Odontología, cargo que accedió por concurso de méritos.
Cuando estaba trabajando se enteró que el cargo de Director del Coro de la universidad había quedado acéfalo y se postuló, resultando ganador. A partir de entonces, su carrera musical comenzaría a despegar.
Durante los años que estuvo a la cabeza de este coro realizó varias actividades en pro de la cultura de este departamento y del país, como la creación de la “Sociedad Bolivia Lírica”, de la que fuera su primer presidente.
A partir de entonces, este barítono reunió a sus colegas para comenzar
a fomentar la ópera en La Paz.
Desde entonces el barítono participó en 20 óperas completas de compositores universales, tanto en escenarios nacionales como del exterior.
Para fortuna de este destacado personaje, su esposa también seguía su pasos musicales, fue así como se acompañaron y cultivaron un bonito hogar. Volvieron a Cochabamba hace más de una década, cuando el estado de salud de su pareja comenzó a decaer.
Hoy, Gastón Paz goza de su jubilación profesional, luego de 45 años de trabajo en su consultorio y 33 años como docente universitario de la Universidad de San Andrés en La Paz y la Universidad Privada del Valle de esta ciudad. Aún está activo en el campo musical y niega estar cerca de su jubilación. Actualmente está preparando un concierto junto a sus cuatro pupilos, para cuando se vuelvan a abrir las puertas su amado Teatro Achá.