En un modesto taller repleto de herramientas, cajas de madera y piezas, José Sierra logró adaptar minuciosamente un sistema de sonidos de tamaño estándar a un instrumento de menor dimensión con el que espera llenar las expectativas de los futuros acordeonistas.
"La idea vino de la necesidad de los niños, porque hay niños que son talentosos, tienen tres o cuatro años y han hecho algo con un acordeón, pero de pronto es muy pesado y muy grande para ellos", explicó Sierra, un ingeniero mecánico que fundó hace más de una década la microempresa "Mileto Acordeones".
Sierra asegura orgulloso que le incluyó "los mismos tonos, la misma música" al pequeño instrumento, cuyo primer registro de invención data de 1829 pero que se hizo mundialmente famoso con la reconocida fábrica alemana Hohner.
Después de años de intentos, Sierra consiguió que el pequeño acordeón incluya tres teclados al igual que el profesional en una estructura que tiene casi cinco centímetros menos de largo y de ancho que el original.
Mileto, donde la cuidadosa elaboración artesanal de un acordeón puede demorar entre cuatro y quince días, ha logrado exportar a Australia, México, Venezuela, Panamá, Brasil, Argentina, Estados Unidos, Alemania e incluso a la tierra natal de este instrumento, Austria.
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