Mauricio BAYRO Y LA PINTURA
UNA TRADICIÓN FAMILIAR
Uno de los artistas bolivianos vivos más reputados, referente de lo telúrico y símbolo del medio ambiente, el cochabambino Mauricio Jesús Bayro Corrochano, confiesa su pasión por el óleo para plasmar en sus obras el “paisaje puro” donde no hay un desarrollo urbano y deja el mensaje a la crítica social sobre el trato despótico que recibe la Tierra.
El maestro confiesa que su don para las artes plásticas fue forjado desde muy pequeño, por la tradición familiar apegada al mundo artístico. En la última etapa de más de cuatro décadas de vida profesional, el maestro ha sido hechizado por la naturaleza, tras encarar diferentes etapas y acumular la destreza de varias técnicas, temáticas y especialidades.
Logró establecer un taller y una galería de exposiciones denominado Abracadabra, en su propia casa de la zona residencial de Calacoto, al sur de la ciudad de La Paz; ambiente que lo envuelve para seguir con intensidad el arte y la constante superación técnica y filosófica.
El maestro recibió a la Revista Así en su taller, donde plasma sus ideas creativas, para hablar sobre su trayectoria, obras, técnicas, experiencias, entre otros; en un ambiente de sosiego, como si el crudo invierno paceño acondicionara el momento, lo que se disipa tras compartir un café caliente para ingresar al calor de la entrevista.
INFLUENCIA ARTÍSTICA
En su niñez, cuando empieza a despertar ciertas dotes para la práctica artística, recibe la orientación de su hermano mayor Carlos, quien era un artista plástico de mucha fortaleza e ingenio.
En los años 60 su casa ya era un taller de arte gestado por sus hermanos mayores, mientras los menores asistían al colegio; pero estaban de alguna u otra forma vinculados al arte.
En su adolescencia creció en un ambiente de mucha literatura, música y artes plásticas. En la década de los 70 en Bolivia se vivía la etapa de las innombrables dictaduras, que le obligó salir a finales de esa década en exilio a México.
Ese confinamiento contribuyó a su destino, pues llegó a la Universidad Autónoma de México, donde se formó como arquitecto, con distintas especialidades de las artes plásticas como pintura, grabado, fotografía con una actividad intensa en un medio cosmopolita.
Con la apertura democrática en Bolivia en los 80 retorna al país para hacer raíces en La Paz, a la que la llama con cariño su tierra bendita, en agradecimiento por haberle dado una esposa y tres hijas, además de brindarle la oportunidad de mostrar su destreza por el arte.
Su actividad como montañero y caminante inspiró sus obras, involucradas con la fuerza telúrica que a la vez le permite ingresar a la profunda relación con el paisaje y cultura andina.
Confiesa que no ha contabilizado el número de obras que ha producido a lo largo de su carrera, pero enfatiza que su trabajo es intenso por la variedad de técnicas, las que le permiten trabajar en muchos trabajos a la vez.
Entre sus obras, Bayro destaca un tríptico en tinta china sobre papel denominada “La Paz Húmeda”, de las centenares que paseó por el mundo en exposiciones individuales y colectivas, recibiendo premios y reconocimientos nacionales e internacionales.
HECHIZADO POR EL ÓLEO
Consultado sobre la especialidad que va con su personalidad, Bayro comenta que su característica y la técnica con la que se identifica más es la pintura al óleo.
Tiene la escuela “purista” en la realización del óleo, una técnica renacentista; trata de mantener esa destreza renacentista, apelando a los materiales orgánicos por respeto a la naturaleza y, en lo posible, evita producir desechos que afectan al medioambiente.
La práctica de la especialidad al óleo de más de 30 años le permite buscar cosas que los artistas plásticos muchas veces lo representan en ocho planos, que son técnicas muy complicadas, que vienen desde el renacimiento y que se constituye en un constante desafío para los pintores.
Confiesa que ha sido “hechizado” por el paisaje puro donde no hay un desarrollo urbano, donde se puede encontrar aún la naturaleza salvaje en el paisaje. “Esta relación con la tierra me ha permitido hacer cosas como trepar montañas y ver un atardecer, arriesgando la vida, pero eso hace que valga la pena plasmarlo en una pintura”, enfatizó.
COBOCE
Cerámica
Un cristo
andino
en La Paz
Sobre la obra del Cristo Andino Trascendido, que se replicó en porcelanato por COBOCE Cerámica para la visita del papa Francisco emplazada en el Plan Autopista de La Paz, Bayro la concibe como una “cosa extraña” que le sucede a algunas personas, empujadas por otros seres humanos.
“Es una obra que no la considero mía, porque soy un simple instrumento (…) la mano, el sentimiento, mi mente que ha expresado el sentimiento de mucha gente”, reflexiona.
Comenta que esta obra fue un pedido muy especial con un trasfondo humanista que era para ser presentado a los privados de libertad y cumple su objetivo al visitar a varias cárceles de Bolivia, que se convirtió en un “ícono para los presos”.
Destaca la gestión de Jaime Luis Gumucio, custodio de por vida de la obra, por conseguir que esta obra maestra sea un verdadero ícono que suma cada día muchos devotos.
Considera que el Cristo Trascendido ha rebasado al autor, ha tomado la vía en que el artista es simple una anécdota.
Para Bayro, la obra representa la liberación del ser humano, que puede estar encerrado en un penal o en un campo abierto, y su liberación significa “la sensibilidad, la solidaridad, la bondad, la humildad”.
LA PRIMERA LÍNEA DIGITAL
COBOCE Cerámica es líder en la implementación de tecnología de punta para la impresión digital.
Con la adquisición de la impresora italiana “Digital Projecta” incursionó en un nuevo campo del diseño serigráfico.
La nueva línea digital permite imprimir un diseño o fotografía en una o varias cerámicas, con una gran calidad y un acabado más fino. Un ejemplo de esto es la impresión del cuadro de Mauricio Bayro en 25 piezas de cerámica.
La calidad e innovación de la nueva línea de COBOCE Cerámica permite a Cochabamba ser el primer departamento del país en contar con esta tecnología.
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