“En Estados Unidos, los salvadoreños son los que más gustaron, yo me he quedado admirado que me entiendan, exportar el humor es lo más difícil porque depende del manejo y la apreciación de los valores (de cada país)”, afirmó.
El humor de Santalla paseó y gustó en Costa Rica, Perú, Argentina y las ciudades de Los Ángeles, Nueva York, Santa Ana y otras de los Estados Unidos, pero los salvadoreños son los que más apreciaron las obras del artista boliviano.
“Al que más le entienden son al Enredoncio, la Abuela y la Imilla que les gusta en todo lado”, agregó.
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