La muestra está compuesta por más de treinta fotografías, resultado de varios años de experiencia en trabajo de laboratorio de cuarto oscuro, bajo la tutela del fotógrafo Craing Thiesen con quien Francisco Claure pudo compartir amplios conocimientos de fotografía clásica y experimental. Parte de esta formación fue el aprendizaje de varias técnicas ya casi olvidadas, como las impresiones de goma bicromatada, cianotipos y también impresiones en platino y paladio.
Después de algunos años de experiencia en el revelado clásico y las impresiones de papel en gelatina de plata, comenzó a experimentar en las técnicas antiguas de fabricación de emulsiones caseras y también a fabricar papel de manera artesanal que luego serviría como base a las imágenes fotográficas.
Es así que nace la denominación de “Fotografía hecha a mano” ya que prácticamente son fotografías creadas de forma manual artesanal, ganando textura y dando una expresión más profunda a todas las obras haciéndolas piezas únicas.
Si bien el proceso es sencillo, requiere de bastante tiempo, desde la fabricación artesanal del papel utilizando como base una mezcla de pulpa de algodón y lokta con abundante agua y gelatina, hasta el secado y la impresión final.
FRANCISCO CLAURE IBARRA
El artista nació en Aiquile, Cochabamba, en 1958 y actualmente vive en Viena. Desde hace más de 25 años se ocupa intensamente en la fotografía en blanco y negro.
Retrata paisajes y su gente en su autenticidad y belleza. Claure Ibarra utiliza una nueva técnica, utilizando materiales naturales como base fotográfica. De esta forma aumenta la expresividad de su arte.
Si no estuviesen presentes objetos modernos se podría pensar que se trata de tomas de los primeros días de la fotografía. Sin embargo, las fotografías conservan su valor documental.
Para Francisco Claure Ibarra, en el arte de la fotografía existen otras dimensiones del tiempo. Esta forma de concebir la fotografía resulta especialmente crítica, si tenemos en cuenta la influencia que los cambios tecnológicos de la digitalización ejercen hoy en día sobre la misma. Se trata de ganar la carrera frenética por conseguir el mayor número de “píxeles”, imágenes totalmente compatibles y reproducibles.
La fotografía se mueve cada vez más deprisa, la imagen se nos escapa, pese a todo “Fotografía hecha a mano” no puede considerarse como una contraposición arbitraria a los avances tecnológicos.
Las fotografías de Claure presentan más bien una perspectiva distinta. No se trata de una respuesta directa al actual boom de la fotografía, en sí positivo, sino que constituye una obra suspendida en el tiempo, que sabe expresar la diversidad cultural y recuerda que las tecnologías digitales no poseen el monopolio sobre lo auténtico y verdadero en la expresión artística.
La muestra permanecerá abierta al público de manera gratuita, hasta el próximo 15 de noviembre del año en curso, en ambientes del Museo Nacional de Arte (calle Comercio y Socabaya).
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