“El desafío era ser actor en Bolivia, en un país que difícilmente reconocería la profesión de actor. Esta obra es una reflexión, un alto en el camino, una mirada a las cuatro décadas de profesar el arte como único sentido del estar vivo. Están presentes las frases inspiradoras y que servirían de apoyo en las crisis que parecían definitivas. También está el homenaje a los maestros del teatro nacional”, dice Mondacca.
En esta pieza también trabajan Ramiro Vargas en la escenografía y Miguel Ángel Mamani, y en la asistencia de producción está Jhazel Vargas, Camila Vargas, Alexia Luna, Luis Elías, Alejandro Mobarec y Alejandro Cambero.
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