Una larga fila se formó para ingresar en el escenario preparado con esmero para presentar a las maravillosas estrellas, la mayoría campeones de competencias olímpicas y mundiales en patinaje sobre hielo. Una vez acomodado el público, en sus lugares, se apagaron las luces y se encendieron los reflectores.
Los patinadores entraron en la pista realizando sus primeras piruetas, ataviados de vistosos disfraces, alegrando en especial a los niños. La fantasía comenzó con saltos y vueltas muy elaboradas, lo que hizo que el público estallara en aplausos.
La primera obra en presentarse fue "Fantasía sobre hielo", que además de ser una muestra de destreza, fue deslumbrante por los trajes, las historias y la música, un espectáculo impecable digno de la ovación de los asistentes.
Tras un paréntesis de 15 minutos, que sirvió para reacondicionar la pista de hielo, comenzó la segunda obra, "Blancanieves", una adaptación del cuento clásico de los hermanos Grimm. Tanto la destreza, la fuerza como la expresión de los artistas hicieron que los espectadores vivieran distintas e intensas emociones, por lo que una vez más el público ovacionó a los patinadores con ruidosos aplausos.
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