La propuesta de Falcone explora el potencial comunicativo y místico de los aromas de las especias, una experiencia multi-sensorial con 300 vasijas de arcilla llenas de coloridas especias aromáticas.
Para crear “Campo de Color”, Falcone, además de buscar en Bolivia, tuvo que hacer viajes a mercados situados en puntos tan distantes como Hong Kong.
También investigó sobre el tema por las más pequeñas calles de París o los recodos de Venecia, “propiciando un diálogo entre las ofrendas alimenticias de incontables culturas que evocan las rutas que aproximaron continentes, fue en suma, todo un proceso de recolección de variadísimas sustancias que se integran y unifican en esta poderosa obra”, dice la crítica de arte y curadora Adriana Herrera.
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