Redacción central / Cambio
La Embajada de Irán propició la llegada de los intérpretes folklóricos.
El Club de La Paz, Ministerio de Culturas y la Universidad Católica acogerán los conciertos, todos ellos de ingreso libre.
Canto de Teherán deleitará al público paceño con una muestra de música folklórica de su natal Irán.
Mediante las gestiones de la Embajada de Irán, en colaboración con la Escuela de Música de Teherán, Avaye Teheran (en lengua original), tres conciertos serán presentados en la ciudad de La Paz. El primero de ellos en el salón Centenario del Club de La Paz, mañana 27 de mayo. El club está situado en la avenida Mariscal Santa Cruz esquina Camacho. Al día siguiente, la cita será en el Patio Cultural del Ministerio de Culturas y Turismo, en la calle Ayacucho y Potosí. Finalmente, el miércoles 29, la última función será en el paraninfo de la Universidad Católica Boliviana, situado en la avenida 14 de septiembre esquina calle 2, en la zona Obrajes. Todas las presentaciones tendrán una duración de dos horas, empezando siempre a las 19.00 horas. Las presentaciones son gratuitas.
El grupo musical Canto de Teherán está formado por seis músicos (tres mujeres y tres hombres), todos ellos provenientes de Irán. Nooshin Pasdar, Marjan Hassani Mehraban y Zahara Ranjpour son las mujeres; Hamid Khonsari Barzoki, Arsalan Alizadeh y Yashar Etaati, los varones.
Ellos son intérpretes del radif, que es el repertorio tradicional de la música clásica iraní, y constituye la esencia de la cultura musical persa.
Cuenta con más de 250 unidades melódicas, denominadas gushé, organizadas en ciclos, y posee una línea melódica, base que viene a ser el telón de fondo al que se añaden los motivos melódicos más diversos.
Aunque la interpretación de la música tradicional iraní se basa esencialmente en el arte de la improvisación —en función del estado de ánimo del artista y de las reacciones del auditorio—, los músicos dedican varios años a dominar el radif, por contener éste el conjunto de elementos imprescindibles para sus interpretaciones y composiciones.
El radif puede ser vocal o instrumental y se interpreta con instrumentos que exigen diversas técnicas de ejecución: laudes de mástil largo llamados tar y setar; la cítara conocida como santur, cuyas cuerdas se golpean con macillos; vihuela de péndola llamada kamanché; y flauta de caña o ney en persa.
El repertorio es transmitido oralmente de maestros a discípulos. Su aprendizaje exige al menos 10 años de dedicación, durante los cuales los alumnos no sólo deben memorizar su repertorio, sino también ejercitar una búsqueda mística encaminada a abrirles las puertas de la espiritualidad.
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