“Uso distintos tipos de bolígrafos y de varios colores y grosores dependiendo de los trazos (...) cuando comencé sólo habían bolígrafos negros, rojos o azules”, comentó el artista, luego de expresar su satisfacción por el premio obtenido durante la bienal que se realizó hace dos meses en Quito. “Me han avisado hace apenas unos días”, explicó el artista plástico.
El reconocimiento le será entregado a Lliulli través de la Embajada de Ecuador en La Paz o la Cancillería del Estado en el curso de los próximos días. Entretanto, ya ha recibido una invitación formal para participar de una gira internacional llamada “Galería viajera”, una iniciativa que incorporará las obras de los artistas destacados que participaron en la bienal de Ecuador. En el itinerario ya figuran Canadá, Chile, Colombia, Egipto, Estados Unidos Noruega, donde se expondrán las obras.
Con 39 años de edad, el artista ha dedicado más de la mitad de su vida al arte; es autodidacta y luego de dominar las técnicas de la acuarela y el óleo, descubrió en los bolígrafos y los lápices las posibilidades de crear texturas realistas, que sean reflejo de su realidad. Lliulli prefiere firmar sus cuadros así, con el apellido aymara que le dejó su madre y que en castellano significa “amanecer”.
Sueña muchas veces con los colores y los diseños que después se plasmarán en sus cuadros, muchos de ellos vinculados con los tejidos milenarios de las antiguas culturas andinas, cuya herencia aún prevalece en el país.
El artista, en una conversación con La Razón, destacó la importancia de formar a los artistas nacionales de todas las disciplinas con la idea de que cuando salgan hacia otras latitudes transmitan los valores y la identidad nacional. De hecho, Pablo Lliulli fue parte de uno de los diplomados que realiza actualmente la Cancillería del Estado para promover estos valores.
“Muchos países forman a sus artistas (...) es una estrategia que incluso ayuda a promover el turismo, a mostrar la identidad”, añadió.
El cuadro que llegó al podio en Ecuador
Pintado con lápices y bolígrafos, el dibujo crea, según su autor, una textura que se puede apreciar especialmente en el gorro del niño. Pablo Lliulli asegura que actualmente vive de su arte y que estas técnicas le han abierto espacios en salones de exposición de todo el mundo. Quiere mostrar la riqueza de Bolivia a través de su arte.
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