“El rostro humano es una historia en sí mismo. Cuando estoy fotografiando a alguien, pienso en qué significa ese rostro, qué tiene que decir y cómo puedo capturar todo eso”, dice Toranzos, quien visitó 35 comunidades de Beni y Pando durante 11 meses.
Fue una experiencia única -varias semanas aislado, sin comodidades, lujos ni distracciones- que le permitió contemplar y admirar la naturaleza, descubrir los secretos de la selva.
Inspirado en la octava marcha protagonizada por nativos del TIPNIS, en julio de 2011, decidió armar una colección de imágenes en situaciones cotidianas y espontáneas. Luego, aprovechando la oportunidad, optó por ampliar su muestra e incluir a otras comunidades aledañas.
“Me inspiraron los rasgos físicos, muy peculiares y muy marcados de la gente, y las arrugas de las personas mayores, porque en ellas se lee sabiduría. Sus miradas transmiten que su mundo no tiene avaricia ni maldad”, expresa.
Resultado de ese trabajo es una selección de 73 fotografías actualmente expuestas en Santa Cruz y que en un futuro se mostrarán también en galerías de La Paz y Cochabamba.
“Quiero que la gente vea con sus ojos lo que yo vi con el corazón”, dice el artista.
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