Por segundo año consecutivo, Sonia Mollinedo y Betty Gutiérrez, dos maestras del colegio Busch, recorrieron las calles repletas de público, apreciando las diferentes ofertas culturales. “Esta Larga Noche se debería organizar por lo menos dos veces al año, pero desde la mañana porque el volver a casa en la noche es peligroso”, dijo Mollinedo.
Fue tal el éxito de la convocatoria que los organizadores municipales preven haber superado la cantidad de visitas del año pasado, cerca de 100 mil personas, en los 92 espacios dispersos por toda la ciudad de La Paz.
Sin embargo, se presentaron algunos problemas, como la falta de efectivos policiales. “La Policía Nacional se comprometió a mandarnos 200 policías para el control ante tanta gente, pero no lo hizo”, explicó el alcalde paceño Luis Revilla.
Esto provocó la falta de orden al momento de ingresar a los museos. “Tuve que hacer cola entre 30 y 45 minutos debido a que tanta gente vino”, reclamó Julio Revollo, quien paseaba junto a su esposa. El reclamo de Revollo fue la queja constante anoche.
Entre la variada oferta cultural se destacaron las salas de oro y plata del Museo de Metales Preciosos, la Casa de Murillo y el Museo Costumbrista.
Los grupos musicales, con un repertorio amplio (desde el jazz hasta el rock), amenizaron la noche fría del paseo para niños, jóvenes y adultos.
La noche cobró vida alrededor de los museos situados en Mirafores, Sopocachi, zona Sur o el casco urbano. Algo que llamó la atención fue el éxito del espacio dedicado a las “cebras” del programa municipal de educación vial, situado en la plaza Wenceslao Argandoña, frente al Teatro Municipal.
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