Así se presenta la exposición de "Los Espejos Clisados" en el salón del Instituto Superior de Bellas Artes (ISBA), de calle Bolívar esquina Washington.
El artífice de ésta tenue muestra es Jaime Achocalla Quisbert, joven artista, estudiante del ISBA. Los dibujos se exponen del 15 al 24 de mayo, oportunidad para encontrarse con aquello que se esconde en lo más profundo de los miedos.
Al ver las obras, uno recuerda sus temores de la infancia, aquellos que fueron enterrados y que ahora se sumergen en los miedos de los adultos, el pasar del tiempo cruel, sombra que no perdona ni al más afortunado de los hombres.
Otros simplemente recuerdan la soledad del alma, como el rímel, en los ojos de una mujer presuntuosa, que se corre tras una lagrima en el frio rincón de su cama, que le parece inmensa, cubierta por la oscuridad de su odio y venganza.
O la envidia con forma demoniaca, transparente figura que se visibiliza frente a un espejo todo resquebrajado por el golpe de su furia ante los éxitos de otros y la duda de ser mejor.
El grito desesperado, desgarrador sonido que daña las melodías de lo que antes fue una bella canción, desilusión, compañera infeliz que da vueltas por la cabeza tramando la forma de remover la herida sangrante.
"Espejos clisados" es una exposición diferente en todos los aspectos, como una triste canción, con el anuncio de la llegada del dios del inframundo griego Hades, o la quinta sinfonía de Beethoven "el destino que toca tu puerta", complicadas, pero bellas al final porque exponen tus temores.
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