— Usted pinta desde que despierta hasta que se duerme...
— Yo tengo una moral de trabajo, nunca dejo de pintar. Es un sistema de trabajo y no puedo evitarlo. Cuando tengo los ojos abiertos, prefiero estar pintando.
— ¿Ha transmitido esa moral de trabajo a sus estudiantes?
— Siempre les he inculcado el trabajo serio. Tengo estudiantes que son gente talentosa, y además generosa, por eso reconoce y agradece, porque quien no reconoce es un canalla, y me he topado con muchos de ellos en mi vida. En vez de decir que han pasado clases conmigo, me echan barro.
— ¿Considera que las galerías son importantes?
— Tenemos que estar unidos, los empresarios de las galerías y los pintores. Son actividades distintas; la de ellos es útil para los artistas. Cada persona cumple una función importante.
— ¿Cree que en los últimos años hubo una evolución en el arte nacional?
— En vez de aprender a pintar, aquí se aprende a impostar; hay mucha gente que funge de artista, pero sólo funge, no encuentro gente que se apasione por el arte, que quiera aprender pintura, más bien quieren aprender a ser famosos, y siguen un camino distinto. Hay muchos jovenes que no quieren aprender nada e impostan, y como el arte moderno es un caldo de cultivo para todas estas actividades extrañas, ellos creen que ser moderno es ser raro, ser escandaloso… así no se puede evolucionar. Nos falta mucho en pintura. Se está confundiendo el arte con el espectáculo, eso a mí me da una alerta y desconfío.
— Pero, respecto a la técnica...
— Actualmente hay un desprecio por la técnica, porque es difícil y lento, pocos pueden lograr algo. En nuestra pintura no hay un paisaje urbano bien pintado, no hay un gran desnudo, no hay un buen retrato; con excepción de don Avelino Nogales, no tenemos un artista que haya pintado en serio un gran retrato.
— ¿Qué acuarelista contemporáneo le parece interesante?
— David Antezana es un joven con futuro, pero su gran problema es que no arriesga.
— ¿Y Mario Conde...?
— Mario Conde está supeditado a las proyecciones y los trucos, sus cuadros no tienen atmósfera porque no le importa, y justamente la acuarela es un recurso para lograr la atmósfera, la luz, el color, pero cuando veo unas estampas pegadas unas sobre otras, un collage, no lo considero importante, porque eso podrían hacerlo muchos.
— ¿Le parece que el Gobierno fomenta el arte?
— Ahora es justamente que no se puede tener un fomento al arte, porque nosotros estamos destinados al silencio y al oprobio. El Gobierno detesta y denosta a toda persona que se destaca en el exterior. Yo comuniqué la distinción que me hicieron con el Premio Mundial de la Acuarela y sólo hubo silencio. Sin embargo, viene un futbolista de segunda y le dan premios… Para el Gobierno, cultura es esa representación viscosa y pestilente del Gran Poder. Para ellos esa es la representación de nuestra cultura, y para mí eso es una artesanía más, que se recicla y gana mucho dinero.
— Está delicado de salud...
— Sí, he estado muy delicado de salud y no he podido morir. La pintura es lo único que me alienta, porque aún enfermo sigo pintando. Es una misión. Perfil
Nombre: Ricardo Pérez Alcalá Nació: 30-07-1939
Profesión: Artista Plástico
Un artista de éxito precoz
A sus diez años ganó el Concurso Nacional de Pintura Infantil. Estudió en la Academia de Bellas Artes de Potosí. Con 15 años de edad realizó su primera exposición de acuarelas en La Paz y vendió todas sus obras. Posteriormente radicó en la sede de gobierno, donde estudió arquitectura. Radicó en México por 15 años, y fue ahí donde su obra cobró renombre a nivel nacional e internacional, ganando cuatro años consecutivamente el primer premio de la Asociación de Acuarelistas de México.
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