No me defino a mí misma como curadora, creo que el ser curador en arte es algo que te otorga el tiempo y la experiencia. Yo aún soy muy joven. Respecto a mi trabajo, si bien estudié artes plásticas, mi interés siempre estuvo en la historia, investigación y creación de plataformas. Mi primer trabajo fue como asistente de Sandra Antelo-Suárez, curadora boliviana y directora de la revista TRANS en Nueva York. Junto a ella pude apreciar de cerca la escena del arte internacional, lo complejo y fascinante que puede ser y el trabajo que existe detrás de la obra de arte y su exhibición.
¿Por qué no ser artista?
Yo no soy artista, mi interés en el arte es otro. Me interesan las distintas lecturas que se le puede dar a una obra y los procesos artísticos, entender la obra de forma significante dentro de su contexto social, así como poder apreciarla en el conjunto de obras que genera el artista, ya como individuo y trabajo de vida. De igual manera, el acercamiento con la gente y el factor político/social y económico que refleja.
¿Es difícil hacer curaduría de arte en Bolivia?
Es necesario ir implementando cierta lógica y estándares en las exhibiciones que se hacen en nuestro país, esto para poder tener coherencia y una propuesta real para el que visita un evento artístico. En este sentido, el trabajo de un curador es muy importante. Lo difícil es la ausencia de esta labor en la institución cultural, prácticamente desconocida. Es así que cuando uno presenta proyectos, muchas veces se espera que la persona que propone el proyecto no cobre más que sus gastos de ejecución, dejando de lado su trabajo intelectual, lo cual dificulta su sostenibilidad.
¿Cómo ves la relación entre arte, tecnología, diseño y moda?
Una de las cualidades más relevantes del arte es su apertura a distintos medios. Si revisamos la historia del arte, encontraremos cómo la obra artística ha influenciado y ha sido influenciada por muchas técnicas, tanto como ideas y conceptos. El artista tiende a ir rompiendo límites y va proponiendo siempre nuevas formas de expresión, siempre se sirve de lo que va encontrando en su camino y refleja el contexto en el que se encuentra.
¿Tenemos arte de exportación en Bolivia?
Tenemos muy buen arte en Bolivia. La gente tiende a medir todo y cree que si tenemos veinte mil artistas es positivo, que si el artista expuso en una carnicería en Italia es exitoso y no es así. La calidad artística no se mide en cantidad de exhibiciones o países en los que estuvo, sino en su propuesta. Somos un país pequeño en población y , por lo tanto, nuestra escena artística es reducida. Sólo contamos con cuatro escuelas de arte en toda Bolivia, sin embargo, esto nunca ha limitado al artista boliviano.
Carrera
María Schneider Canedo nació en Santa Cruz en 1983. Estudió artes plásticas y se ha desempeñado como coordinadora de Kiosko. Es curadora y organizó el festival Indi.
Compromiso
“Lo que hay que cambiar es que se valore primero de afuera el arte boliviano. Debemos tomar conciencia y apoyar nuestra cultura, no simplemente como discurso político, sino como acción”.
Festival
“En Indi, trabajar con tecnología en el arte sirvió para romper esquemas, pues mucha gente cree que el arte es frío, complejo y complicado”.
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