La primera jerarquía de los ángeles está compuesta por serafines, querubines y tronos, que glorifican, aman y alaban a Dios en su presencia; la segunda, por dominaciones, virtudes y potestades, que gobiernan el espacio y las estrellas, y la tercera, por los principados, arcángeles y ángeles, que intervienen en el auxilio de los hombres. Estos dos últimos fueron los más representados desde el siglo XVII por los maestros andinos, en óleos, esculturas o grabados, pero individualizados, característica que rompió la tradición de las obras europeas y del Medio Oriente desde el siglo IV.
Entre todos, los arcángeles militares o arcabuceros son los que más resaltan. Creaciones inspiradas en los soldados españoles. Iconografía que se desarrolló en la zona circundante a la ciudad de La Paz y el lago Titicaca, con maestros como Leonardo Flores, José López Ríos y el anónimo Maestro de Calamarca. Son 14 piezas las que forman la colección de estos seres en el Museo Nacional de Arte, y una escultura hecha en maguey y pasta: un ángel de dorados cabellos y mejillas ruborizadas, ataviado con túnica blanca de tela de lino, algodón y bordada con hilos de oro.
Las influencias en el arte prehispánico
El salón inicial en el recorrido por el museo, el bautizado como Influencias y Pervivencias, expone piezas prehispánicas de arte plumario y textil y óleos que expresan la influencia artística traída por los conquistadores a estas tierras. La influencia europea inicial corresponde al renacimiento y manierismo italiano, que posteriormente se prolongó en el barroco; lo flamenco se expresó con el grabado y la difusión profusa de temas, así como por el gusto por el colorido y la plasticidad, y lo español se manifestó en el énfasis de la figura humana y la temática religiosa. Pero la pintura, la imaginería, el talllado, la arquitectura...adoptaron una faceta propia con los maestros mestizos, indígenas y mulatos, que le dieron su sello decorativo. De esta forma nació el estilo barroco mestizo.
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