Hoy el ensamble dirigido por Augusto Guzmán ejecutará un segundo concierto con más de 60 músicos entre los que participan la pianista Marianela Aparicio, que tocará como solista una obra del mismo autor y el violinista Eduardo Rodríguez, que presentará una pieza del alemán Max Bruch.
Guzmán apunta que la temporada que inició ayer lunes, ha recibido buenos comentarios y una respuesta exitosa. "Tuvimos una acogida muy positiva aunque no un lleno como esperábamos. El público presente ha respondido de una manera extraordinaria y eso se agradece efusivamente", aseguró.
La noche del estreno abrió con el Concierto en Sol Mayor para Piano y Orquesta de Maurice Ravel interpretado por la pianista Marianela Aparicio, donde se destaca la sonoridad de los instrumentos de viento combinados con el Solo de piano que tiene elementos jazzísticos de mucho color. El segundo movimiento empieza con un Solo hetéreo del piano, meditativo, en el que se exaltan los sentimientos. Los instrumentos de viento inmediatamente después del Solo, se intercalan para reexponer el tema presentado. Absolutamente sublime. El tercer movimiento, es de mucha velocidad y técnica en el piano. La orquesta acompaña con fuerza y energía. Estamos ante una explosión de fuegos artificiales que entusiama, excita, despierta del letargo.
"El público cochabambino ha sido muy cálido con su respuesta anoche. Le estoy muy agradecida. Estoy muy feliz de tocar este concierto antes de irme porque me sirve de entrenamiento para posteriormente interpretarlo con un público aún más exigente. Ha sido un gran esfuerzo traer el piano hasta el Centro de Convenciones y finalmente tuvimos una noche extraordinaria. La orquesta ha llegado a un nivel que no esperaba. Así que estoy super feliz", aseguró la pianista después de la presentación, quien en semanas más presentará las mismas obras de Ravel en Polonia, invitada por la Orquesta Filarmónica Koszalinska, dirigida por Rubén Silva.
En la segunda parte de la velada, se presenta el Concierto para Violín y Orquesta de Max Bruch, que sigue teniendo en la actualidad una impresionante acogida en cualquier escenario del mundo pese al grado de dificultad que presenta la obra, y que fue interpretada magistralmente por el violinista Eduardo Rodríguez.
La jornada musical concluyó con lo más bohemio, lo más sensual que existe, que es el Bolero de Maurice Ravel, interpretado por la orquesta en toda su magnitud. El Bolero es una obra curiosa, es un ejercicio de orquestación magnífico.
"Para algunos instrumentos, esta pieza es de concurso como para el fagot. Está escrito a un registro muy agudo y requiere mucho esfuerzo para el instrumentista. Para el músico es definitivamente exigente. La Filarmónica logró mantener la tensión y el interés del público, hemos tenido un par de errores en la parte técnica pero se ha logrado una pieza uniforme, y el final esperado por todos", dijo Guzmán.
La estructura del Bolero de Ravel es de un tema y su contratema, y compases de enlace. En cada vuelta no sólo aumentan los instrumentos sino también el volumen de la interpretación, desde un pianísimo inicial hasta un final fortísimo al término de la quinta vuelta. Se podría decir que es una obra metafórica, de simple estructura que crece y crece hasta que final se derrumba por su propio peso.
Un verdadero desafío para la Filarmónica y una exquisitez para Cochabamba.
La cita para el concierto de esta noche es a las 19:30 horas, en el Centro de Convenciones El Campo. El costo de las entradas para VIP 70 Bs, GOLD 50 Bs y PLATA 30 Bs.
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