Elencos de Perú, Venezuela, Argentina y Bolivia deleitaron al público cochabambino con historias de animales, de circos y amores. Además, y como suelen ser estos festivales, fue un espacio para el encuentro entre titiriteros de diversas nacionalidades y experiencias en este arte. Por ejemplo, el elenco Chachakun (Argentina) compartió sus experiencias de trabajo en comunidades, mientras que los integrantes de Colibrí (Venezuela) hablaron de su experiencia en la técnica de marionetas y Concolorcorvo describió el espacio que gestiona en Perú: la isla de los títeres.
Varios de estos elencos partirán pronto hacia sus países de origen, o bien continuarán en gira por otros rincones de Latinoamérica, tomando con la imaginación y en la práctica calles y plazas, pues para los títeres casi no hay fronteras. La mayoría de los elencos son a su vez anfitriones de eventos en sus respectivas ciudades y en otras épocas del año.
Todos están invitados a presenciar la última función del Festival, hoy a las cuatro de la tarde en el teatro Adela Zamudio (Av. Heroínas casi 25 de Mayo). Después, quedarán sólo fragancias de cuentos ya contados, y habrá que esperar hasta el próximo Festitíteres; o bien estar atentos, pues los titiriteros viajan mucho y nunca se sabe si te estarán esperando en la plaza. En caso de concluirse con éxito las gestiones respectivas, el teatrito del Parque Vial será convertido por Elwaky en un espacio permanente para los títeres en nuestra ciudad y un escenario más para futuros festivales.
LA OBRA Combinando la fantástica creación de Jesús Lara con la recuperación de la memoria popular, Elwaky plantea una farsa titiritera en las que la música y el amor develarán un gran secreto.
El pequeño pueblo plantado en la inmensidad del olvido, no puede siquiera deleitarse con el charango de Malaquito pues un extraño suceso acontece apenas se escucha la más leve melodía.
Sabina, el Alma Blanca, el Condenado, Malaquito y Florentina son personajes de distintos mundos que conviven en un solo espacio, cada uno tan importante como el otro.
ELWAKY El grupo de títeres Elwaky nació a mediados de 2002. “Cambiar de rumbo en la vida” era la consigna de sus fundadores. Ellos tomaron el camino de “dejar la formalidad, la comodidad, la vida hecha y retomar los viejos sueños”, esos que habían cultivado en El Alto en la década de los 80, junto a Huáscar Cajías y el Centro Popular de Arte y Culturas.
A falta de referencias de una tradición o escuela titiritera, iniciarse en este arte significó casi inventar todo de nuevo: crear o adaptar historias a esta expresión, construir los muñecos en base a recuerdos de alguna clase escolar de manualidades, fabricar el retablo teniendo como modelo un recorte de prensa, experimentar y salir a enfrentarse al público. A principios de 2003, Elwaky descubrió el anfiteatro del Parque Vial y comenzó su tarea de rehabilitarlo y adaptarlo para los títeres.
En este espacio, el grupo ha presentado miles de trabajos.
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