La invitación fue precedida de una reunión en la residencia alemana, donde los embajadores Sonn ofrecieron a sus invitados el tradicional Glühwein (ponche de vino caliente) y Stollen (panetón alemán).
Luego de disfrutar de la calidez prodigada por los anfitriones, los asistentes se trasladaron hasta la iglesia del Señor de la Exaltación para escuchar villancicos alemanes, bolivianos y del mundo, interpretados por el coro y orquesta Antigva Mvsicum.
La velada musical sirvió también para recaudar juguetes y aportes voluntarios, con los que la parroquia arrancó una sonrisa a niños, que muchas veces se ven privados de disfrutar de la Navidad.
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