Unos 2.500 objetos, entre edificios, monumentos, vehículos, personas y animales, son parte de esta ciudad recreada por el boliviano Milton Carballo, que ha dedicado 40 de sus 55 años para hacer las piezas de la maqueta con el mayor detalle posible.
Todo comenzó con la tradición familiar de colocar el belén o pesebre navideño en casa, explicó a Efe Carballo.
“Es una tradición familiar desde 1930, desde mis abuelos, mi padre y ahora yo, que me he dedicado más a (recrear) una ciudad de La Paz, no solamente el pesebre”, sostuvo.
Poco a poco surgió la idea de hacer un belén cada vez más grande, hasta llegar a hacer los monumentos y estructuras paceñas más representativas a escalas entre 1:100 y 1:400.
Los materiales que utiliza son mayormente reciclados, desde cartones, plásticos de todo tipo y cartulinas, hasta trozos de vidrio, poliestireno expandido, porcelana fría y palillos de madera.
Como la maqueta adquirió un tamaño cada vez mayor, ya no era posible exponerla solamente en casa, por lo que en la última década Carballo la ha llevado a distintos espacios de la ciudad, como el Museo Tambo Quirquincho o la Cinemateca Boliviana, pero siempre en la época navideña.
En esta ocasión, la ciudad a escala fue instalada en el Museo de la Revolución Nacional, donde permanecerá hasta el próximo 6 de enero.
Entre las piezas recreadas están estructuras como el Palacio de Gobierno, el Legislativo o el Palacio Consistorial, los templos de San Francisco y San Pedro, y edificios patrimoniales como uno que perteneció a Simón I. Patiño, uno de los tres barones del estaño, y que hoy es la sede de un importante banco boliviano.
También están la sede de la Casa de la Cultura del municipio, la antigua estación central, un cine paceño ya desaparecido e incluso una base militar, entre otras.
Para colocar los edificios, Carballo recreó también algunos sitios emblemáticos de La Paz, como el paseo de El Prado, la plaza Murillo o el Parque Mirador Montículo.
La modernidad de la ciudad se refleja en tres líneas de teleféricos, los autobuses del servicio municipal y réplicas de los inmensos puentes construidos por la alcaldía para unir barrios separados por profundos barrancos.
En el medio de la maqueta se alza el imponente Illimani, el nevado emblemático de tres picos que caracteriza el paisaje paceño.
Estatuas, monumentos, personas y animales, todos a escala, e incluso pedazos del tradicional desfile folclórico dedicado a Jesús del Gran Poder o de la feria cultural que se realiza los domingos en la ciudad engalanan las calles de esta pequeña urbe.
Carballo se tomó el trabajo de hacer la parte interior de algunos edificios, como el retablo de San Francisco, y de poner luces a las avenidas y a algunas estructuras, además de echar a andar los teleféricos.
“Es muy bonito ver en miniatura todas estas cosas porque es algo único. No hay algo similar en Bolivia (...) Esto es muy casero, muy espontáneo también”, resaltó.
Detrás del Illimani se aprecian algunos paisajes del altiplano paceño, incluidos el lago Titicaca, compartido con Perú, y la ciudadela prehispánica de Tiahuanaco, además del humilde belén en que nació el niño Jesús.
El tiempo para elaborar cada pieza varía según su complejidad, ya que, por ejemplo, hacer el Palacio Legislativo le tomó un mes, explicó el artista.
Para el próximo año, Carballo planea agregar un espacio que estará dedicado a la ciudad central de Cochabamba. (EFE)
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