En declaraciones a Efe, el arquitecto y director de los trabajos, Mario Moscoso, señaló que la obra que se inauguró ayer se efectuó "de manera oportuna", ya que de no haberlo hecho, "iba a colapsar en muy poco tiempo".
"Antes era realmente un convento de clausura, desde este momento va a comenzar a funcionar como un museo-convento de arte sacro, se ha cambiado la función", indicó Moscoso sobre el conjunto religioso que data de 1760.
Los trabajos que comenzaron en 2014 contaron con la colaboración de Estados Unidos, mediante un fondo concursable que asignó hasta hoy alrededor de un millón de dólares para las labores de restauración arquitectónica y artística, que tocan a las piezas de escultura, pintura y retablos religiosos de ese espacio.
También "la comunidad Carmelita y los feligreses" aportaron con 150.000 dólares adicionales para la conservación de este recinto patrimonial, detalló Moscoso.
Antes de lograr la financiación tuvieron que pasar casi treinta años en los que se hicieron campañas y solicitudes de apoyo institucional para la revitalización de los ambientes que corrieron el riesgo de perderse, recordó Moscoso.
Si bien muchos de los materiales de restauración que se utilizaron se encontraron en Bolivia, hubo otros que se han tenido que importar de España e Italia, como las láminas de pan de oro para la recuperación de los retablos.
La intervención de restauración tuvo tres fases: la de la iglesia central, la del convento y finalmente los trabajos en la primera iglesia además del muro de la fachada.
"Como era un convento de clausura muy estricto, de 1760 prácticamente no había sido tocado de forma muy drástica", explicó el arquitecto de 70 años. (EFE)
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