El 30 de julio falleció en Santa Cruz de la Sierra Eduardo Kilibarda, tupiceño que sobresalió en diversas áreas, siendo notable su aporte a las artes y la cultura del país, especialmente en el teatro. Reconocido profesional con títulos de abogacía, administración de empresas y periodismo, egresó de estas carreras de universidades brasileñas y argentinas, además destacó en otros ámbitos como escritor y educador al ser distinguido como miembro de la Academia Mundial de la Educación.
Fue un personaje polifacético, cualidad que unida a su espíritu visionario originó que en el transcurso de su trayectoria consolide importantes empresas en Brasil y en Bolivia.
Hace 17 años funda el Eagle’s School, establecimiento educativo que, con el tiempo, se constituyó en uno de los más prestigiosos colegios del país, caracterizado además por su facultad de enseñanza bilingüe y para cuya consecución estructura el Eagle’s System.
Amor por el teatro
Estimulado por el pionero del teatro nacional Liber Forti (que falleció en 2015), Kilibarda incursiona en este arte con determinación y en una etapa promisoria, pues junto a un grupo de inquietos artistas en 1946 fundan en Tupiza la compañía teatral Nuevos Horizontes con el objetivo de llevar a la gente la alegría, la reflexión y el mensaje de una vanguardia teatral hasta entonces casi inexistente.
La iniciativa de presentar obras de teatro en los complejos mineros fue uno de los principales aportes que dejó la compañía.
Los múltiples oficios y su inquietud por ampliar la perspectiva de su trabajo lo separaron de la actividad teatral, pero siempre mantuvo latente la pasión por las artes, especialmente de las tablas. Esa inquietud lo impulsó a construir el teatro Eagles, que nació dentro del colegio y que se convirtió en un referente en espacios para el desarrollo de la actividad artística en Santa Cruz de la Sierra.
En una ciudad en la que son escasos los escenarios que reúnan las condiciones técnicas y de capacidad de público para grandes espectáculos teatrales y musicales, la sala del Eagles se ha ganado elogios de artistas del medio que valoran la calidad de su acústica, además de las comodidades para montar grandes obras.
La literatura no fue ajena a la labor creativa de Kilibarda, en 2010 publicó Cuentos equidistantes, compendio de relatos fantásticos y reflejo de una experiencia de su vida. Un año después dio a conocer su novela Abeja Reina, basada en la vida de un próspero ciudadano y su amor por la naturaleza.
Kilibarda dejó pendiente una segunda novela, cuyo título tentativo era El niño y el águila, además de una autobiografía elaborada junto al periodista Reynaldo Rodríguez.
Otro de sus sueños era abrir una escuela de teatro, cine, radio, televisión y circo en Tupiza, junto a Liber Forti.
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