Tiene una de las bocas más grandes y la lengua más picante en el movimiento de la música pop en español. Maneja un discurso antifeminista pero no es un ser machista ni mucho menos. Érica García piensa que la mujer gana y reivindica sus espacios poniéndole los pechos al asunto, sin necesidad de la militancia que marcha sosteniendo sus pancartas y apuntando con el dedo a los supuestos culpables de la desgracia fémina alentando la misandria, que no es más que el odio a los hombres. Y lo hace desde el arte, a través de un cúmulo de sensaciones transmitidas en forma de canciones.
García es multifacética en lo suyo. Tiene varios perfiles quizá desconocidos en Bolivia pero reconocidísimos en el cono sur y parte de Europa. Cantante, guitarrista, compositora, actriz, conductora y personaje de Tv, es uno de los referentes del rock femenino argentino desde los 90 hasta la actualidad. Nacida el 6 de abril de 1968 en Buenos Aires, comenzó su carrera en la escena creando en 1991 la banda Mata Violeta y en 1996 emprendió una carrera en solitario con cinco discos en su haber, El cerebro (1997), La bestia (1998), Amorama (2001), Afternoon in Bamboos (2006) y Tangos vampiros (2014), que la posicionaron como una solista diferente, autora, compositora, instrumentista, y con lo que comenzó a hacerse pronto un lugar en la escena local. Hacia 2000 creó el festival musical Rosa Rosa, en el que participan artistas mujeres de música y plástica de Argentina y el mundo, además de presentarse en 2002 como actriz en la serie de televisión Franco Buenaventura, el profe.
En 2007 se mudó a Los Ángeles, Estados Unidos, donde abrió New High Art, un espacio de arte en el barrio de Chinatown que solo vende artículos de diseñadores de vanguardia, como Brian Lichtemberg, Cavern y diseños propios de Érica García. En 2009 interpretó a Carmelita en el film independiente The Treasure of the Black Jaguar, un western moderno dirigido por Mike Bruce y filmado en Hollywood, donde contribuyó además con un tema titulado L Phant para la banda sonora de la película.
Y por si fuera poco es y ha sido embajadora/cara de grandes marcas de indumentaria, cerveza, telefonía celular y distintos insumos para jóvenes. Con todo ese bagaje se trata sin duda de una gran revelación que no ha sabido de límites y que por ello se opone a ese movimiento social, el feminismo, que pide ciertos derechos para el género por ser unilateral y no conformar la unión y la igualdad, convirtiéndose en un movimiento opresor como el machismo que tanto critica. Y lo ha dicho con frases contundentes haciendo uso de las redes. “El feminismo será comprendido el día que logres contratar hombres que limpien casas y mujeres plomeras y que sean excelentes todos”, escribió en su cuenta de Twitter en noviembre de 2015, con lo que se ganó el repudio de las activistas aunque copó en reconocimiento entre aquellos que también consideran a esa militancia como una agresión y polarización de la sociedad. Sucede que es toda una autoridad. Pero Érica gana su palestra desde el arte. Lo hace en canciones como Tengo pelotas, cuya letra dice cosas como “Usamos polleritas y flores / lloramos viendo colinas y pájaros / sabemos que todo ser para nacer tiene que atravesar nuestro cuerpo / nos gustan los hombres / tengo pelotas para hacer lo que quiero sin ser autorizada por nadie (…) / tengo pelotas y es obvio/ es que soy una mujer/ no hace falta tener novio para estar bien…”.
La artista también quiere dejar en evidencia que el antifeminismo no es machismo y no está ligado ni a favor del mismo. Ella apuesta por la escuela del sociólogo Michael Flood, quien solía argumentar que el antifeminismo niega al menos uno de los tres principios generales del feminismo: que los acuerdos sociales entre los hombres y las mujeres no son ni naturales ni divinamente determinados, que los acuerdos sociales entre hombres y mujeres están a favor de los hombres, y que acciones colectivas pueden y deben ser llevadas a transformar estos acuerdos en otros más equitativos.
En enero de 2016, la de los labios gruesos volvió a atacar en su muro con la siguiente aseveración: “El feminismo ha caducado. La mujer que tiene capacidad se destaca y gana sí o sí. El feminismo pretende ilusionar a las que no tienen capacidad”. Fueron palabras lapidarias para aquellas que toman las calles buscando la despatriarcalización. Érica también demanda una reafirmación de la mujer. Pero dice que no es necesario atacar. Y por ello crea música.
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