Siempre me había preguntado si en Bolivia ¿vivió un genio similar al famoso fotógrafo peruano indígena Martín Chambi?
La duda sobre la identidad de Damián Ayma crecía ostensiblemente, y se aprovechaba de nuestra imaginación tejiendo historias de diversa índole con base en las más de 3.388 imágenes que estaban frente a nuestros ojos… irradiaban luz, oscuridad, contrastes marcados en la degradación del negro, ángulos inimaginables, composiciones artísticas, usos de movimiento físico de la cámara…
¿Quién era verdaderamente ese virtuoso de la fotografía? La respuesta se hizo esperar por varios meses. Tuvimos que desplazarnos como funcionarios del MUSEF a las ciudades de El Alto, Oruro, Quime, Quillacollo, Cochabamba y Santa Cruz de la Sierra para vislumbrar la confusión en la cual estábamos insertos; había tres homónimos (Damián Ayma Zepita, Damián Ayma Ajata y Damián Ayma Llusco). Después de indagaciones en diferentes fuentes primarias y secundarias entendimos que el famoso fotógrafo y cuyo trabajo, por más de 50 años, que teníamos en los Archivos del MUSEF era de Damián Ayma Zepita, nacido en un putuku, casa de características uru chipaya, en 1921, en la población de Machacahuyo en Toledo, provincia Saucarí-Oruro y que falleció en 1999.
Después de analizar estos bienes documentales, materiales exquisitos por los retratos “etnográficos” que contiene el fondo, nos dimos cuenta que su trabajo estaba al nivel de otros famosos retratistas locales, como Julio Cordero o Luigi Doménico Gismondi.
Pero, además, Damián, que comenzó su labor desde 1936, trabajaba expuesto al medio ambiente, a los cambios drásticos de luz, al sol intenso del altiplano que en el tiempo de frio es terriblemente luminoso, “odiado por los fotógrafos por la intensidad incontrolable de la luz”. Al tiempo seco, que llena al mundo andino de infinidad de fiestas religiosas; a los fuertes contrastes de temperatura que en tiempo de lluvias implica mayores cuidados para evitar la entrada de humedad en equipos fotográficos; ya sea en el altiplano, pie de monte, valles meso térmicos y zonas de yungas, principalmente al finalizar la época por el carnaval, que impide el acceso fácil a varias regiones, por la dificultad concerniente con los caminos barrosos, vías accidentadas, derrumbes, caídas de agua, desperfectos mecánicos, entre otros. El panorama era diferente al actual, cuando el acceso caminero era complicado y además bastante largo, donde tediosas horas de viaje e inclusive varias jornadas permitían llegar a los viajeros a sus lugares de destino… un destino insondable, más aún si eras un extraño… un fotógrafo en diferentes pisos ecológicos.
Además se desplazaba por estas regiones con todo su equipo fotográfico que incluía cámaras, reveladores, bañadores, rollos, cargadores de rollo, etc., más de 30 kilos de peso.
SU APORTE ES INDESCRIPTIBLE
El trabajo de Damián Ayma se traduce en más de 50 locaciones rurales y urbanas retratadas. Su especialidad… todo aquello que el ojo humano experto pueda captar: fiestas religiosas, minería, agricultura, deporte, política, carnetización, etc.
Sus orígenes andinos le permitieron primero dominar las lenguas clave como son el aymara, el quechua y el castellano, quedando la duda, por sus orígenes, haber hablado el puqina en su natal Machaquyu. Esta ductilidad en el uso de las lenguas, común del habitante andino, le permitió apropiarse de su entorno cercano y lejano, de los pisos ecológicos, pero además se hizo parte de ellos, como lo recuerdan varios de sus amigos y allegados en las distintas zonas de trabajo.
El aporte de Damián es indescriptible y reconocerlo al mismo nivel de Martín Chambi nos permite ubicarlo en un sitial del cual es digno representante. Lleno con orgullo mis pulmones para gritar al mundo que nosotros también tenemos un fotógrafo experto andino, cuyos sentidos supieron captar las particularidades de nuestras exquisitas culturas, y esta experticia las materializó en la fotografía.
Gracias a esta labor de investigación que se plasma en un primer catálogo de 220 páginas, una exposición con casi 100 fotografías, logramos reposicionar alrededor de 10.600 fotografías legadas por la familia de Damián Ayma Zepita, que acrecientan nuestro fondo documental. Fue descubrir uno de los fondos más impresionantes de la historiografía mundial y que pertenece a todos los bolivianos.
* Milton Eyzaguirre Morales es Jefe de la Unidad de Extensión- MUSEF.
No hay comentarios:
Publicar un comentario