“Primero deberían pedir permiso”, dice ya con un enojo disimulado, porque las felicitaciones que recibe minuto a minuto, de vecinos y amigos, notoriamente lo llenan de orgullo.
Ese es el efecto que produce la Bienal de Arte Urbano (BAU) desde hace seis años: un diálogo entre la ciudad, sus habitantes y personajes, con los artistas, haciendo de un simple recorrido por la ciudad, un ejercicio de reflexión social y sentimiento de comunidad.
“Genarín”, como lo llaman algunos de sus vecinos, lleva ocupando la esquina de la Tarapacá y plaza Gerónimo de Osorio desde hace 29 años. El reciente domingo, día en el que suele descansar, el artista paceño Leonel “El Art” Jurado, en el marco de la BAU 2017, lo retrató en un enorme mural de ocho metros por ocho.
“Lunes en la mañana veo y he renegado. La gente me estaba gozando. Ya que voy a hacer, me he calmado nomás ya”, relata entre risas. Poco antes, Genaro compartía esa misma sonrisa, con un grupo de amigos que le preguntaba por la pintura y bromeaba al respecto. Tan solo instantes después, atiende a un cliente que, mientras recoge un par de botas, lo felicita y alienta. Ya a solas, confiesa que ahora el muro le sirve también como propaganda.
Leonel, autor de la pintada, pertenece al colectivo Cementerio de Elefantes y al mencionarlo aclara que eligieron ese nombre aludiendo a los tugurios en los que indigentes acuden a beber alcohol hasta morir. “Nuestra propuesta se resume en pintar y hacer arte para el pueblo hasta la muerte”, explica.
Ese pueblo, según detalla Jurado, es el de la “gente de oficio, que vive y trabaja en las calles”. Tal como sucede con Genaro, que trabajó ya a sus 14 años y “desde los 16, bien trabajado, ya ocupando este espacio”, el cual ya lo ha hecho parte de su paisaje.
“Es difícil ver esta esquina sin pensar en él”, dice un transeúnte que se toma unos minutos para contemplar la obra artística, antes de seguir con su apresurado trajín laboral.
El artista menciona una característica esencial que lo decidió a pintar a Genaro: su oficio va contramano de la lógica consumista del mundo. “Lo que él hace es darle una segunda posibilidad de uso a un objeto que usamos en el cotidiano y que podría ser rápidamente desechado”.
“Como colectivo hacemos arte y política. Estamos luchando contra ese tipo de publicidades que te enseñan a botar todo lo que consumes”, asegura “El Art”.
Sobre su participación en el evento mural más grande de la ciudad, asegura que conocer a artistas de otras latitudes, el BAU cuenta con invitados de Chile, Perú, Colombia, además de grafiteros de otras ciudades bolivianas, permite conversar con otras propuestas y saber que, a pesar de las diferencias, “pensamos casi de la misma manera”. “La idea es transformar con el arte, hacer arte consciente”, sentencia.
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