Sorprendida, La Farruca contó que en sus primeras horas en suelo paceño conoció a jóvenes y adultos amantes de la danza flamenca. "Estoy encantada porque he conocido gente en Bolivia que lucha por el arte del flamenco. Para mí representa un honor, ya que el flamenco es mi vida”, comenta la artista.
La bailaora recorre Ecuador, Bolivia y Perú para impartir cursos de danza flamenca. En La Paz, los talleres de La Farruca se realizarán el 2, 3 y 4 de abril en el teatro Nuna, ubicado en la calle 21 de Calacoto (a unos pasos de la parada del PumaKatari).
Además, la española dará una charla, mañana, a las 15:30, en el Centro Cultural de España en La Paz. El ingreso será gratuito.
Es hija del famoso bailaor Antonio Montoya Flores, Farruco ¿Cuál ha sido la principal motivación para que usted y sus hijos decidan continuar con el legado de su padre?
En la vida, una tiene hijos y no sabe cómo serán en el futuro. Y gracias a Dios ellos fueron niños muy educados y ahora son hombres de bien. Pero lo más importante es que ellos, mis hijos, siguen la lucha y la huella de mi padre: el maestro Farruco. Todos los días, ellos y yo luchamos por el arte que nos ha dejado mi padre.
¿Qué es lo que más recuerda del legado de su padre, el maestro Farruco?
Tengo muchas anécdotas. Pero la que más recuerdo y admiro es la firme decisión que él tenía de no dar clases a bailarines.
Recuerdo también que él siempre decía a sus nietos que sean machos y puros. Y a las mujeres, que en la familia éramos dos hermanas, una ya se fue (La Faraona), mi padre decía que la mujer debía ser bien femenina y salir muy bien vestida a escena. Otra de las principales enseñanzas del Farruco ha sido el respeto al público.
En anteriores entrevistas, usted ha comentado que toda la familia del Farruco nació con un código genético especial. ¿Usted aún mantiene esa idea?
Totalmente. Yo empecé con 11 años y vivo del flamenco. Por ejemplo, ya tengo un nieto y una nieta que van por el mismo camino. Se me parte todo cuando escucho cantar y bailar al más pequeño de la familia. Tiene un talento innato.
Siempre he dicho que el flamenco divide mi corazón en cuatro partes: mi familia, mis hijos, yo y el baile.
El arte del flamenco ha conquistado a gente de varios países del mundo. ¿Cuál considera que es la principal razón?
El flamenco ha llegado a tantas ciudades y a tantos lugares del mundo gracias a los luchadores del flamenco. En Bolivia, uno de ellos es Cristian del Río. En cada sitio que voy, veo gente que está luchando día a día por el flamenco. Yo sé que esto tiene un fin muy grande: preservar el arte del flamenco. Y siempre les doy las gracias por todo su trabajo.
Saber que el flamenco se baila en Bolivia y en otros países representa para mis compatriotas y para mí un verdadero orgullo. Por eso, me siento muy feliz de visitar su país para dictar talleres.
¿Existe algún secreto para bailar flamenco?
El único secreto es tener corazón y alma. Si uno quiere hacer flamenco de verdad, tiene que luchar contra mares y vientos por el flamenco. En especial, quiero aprovechar la ocasión para decirles a los jóvenes que no partan el flamenco, el flamenco es solamente uno.
Les pido que no hagan un crimen con flamenco (hacer fusiones con otros ritmos), yo soy partidaria por mantener y preservar su verdadera esencia.
¿Cuál es su principal referente en el mundo del flamenco?
Paco de Lucía y Farruco son algunos de los nuestros que han logrado llevar en alto el nombre del flamenco en el mundo. Ellos me inspiran para seguir mostrando este arte en varios países.
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