El colectivo deanzó la convocatoria de este año para Co Lab, una plataforma de encuentro en el que jóvenes creadores bolivianos y extranjeros vienen compartiendo sus experiencias desde 2013.
El iceberg es la imagen de lo que le interesa al colectivo, que ve el proceso del arte como este bloque de hielo que solo muestra una séptima parte de lo que en realidad es. La punta del iceberg que queda sobre el agua sería como la obra final.
Pero eso no es lo importante, sino todo el proceso que está detrás y que queda oculto al espectador, igual que el hielo.
La convocatoria 2016 de Co Lab está abierta a todo aquel que tenga una propuesta para desarrollar y compartir, en la fotografía, el audiovisual, el cómic, el performance, la instalación, el videoarte y el teatro, y no se ha marcado una fecha de cierre.
Paola Oña, del colectivo, dijo tener toda la paciencia para esperar a que “la gente presente su proyecto y se pronuncie sobre los contenidos y los métodos para desarrollarlos colectivamente”.
Los proyectos llegarán desde Bolivia y otros países, porque se espera que artistas extranjeros se sumen a la experiencia, y para eso Iceberg ya ha puesto a trabajar a sus amigos y colaboradores en Lima, Francia y España.
Los participantes se agruparán según sus intereses y “trabajarán, investigarán e intercambiarán durante un mes”. Para eso hace falta que la gente que se apunte esté comprometida con la idea, que no busque simplemente que le echen una mano para solucionar sus problemas.
El primer participante, el fotógrafo y realizador peruano Jorge Ochoa, llegará esta semana para trabajar en fotografía y en un cortometraje de ficción que se plantea a partir de un acertijo: ¿Qué es eso que se destruye cuando se comparte? Ochoa colaborará e intercambiará con Iceberg y se espera que el resultado sea un corto de enfoque situacional, filmado íntegramente en La Paz.
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