A La Nariz Roja le sobra talento e histrionismo. Pero, nada es por casualidad. Sus integrantes son en gran medida el producto de la solidaridad de los artistas callejeros, que en los últimos años —especialmente— han hecho de su actividad una cultura universal; esto implica convivencia, transmisión de conocimientos de unos a otros.
La fiesta de pronto ha dado un giro sorprendente. Tambores, fuego, globos, zancos, malabares, saltarines… un espectáculo de batucada y el ritmo de murga que hace bailar hasta al más aburrido. Sin parpadeos, en un solo movimiento de arte, personajes de fantasía comienzan a mimetizarse con los invitados. Cotillón, viboritas, limbo-limbo y… a esta altura no resulta difícil imaginar lo que será la próxima hora, de alegría a rabiar, desbordante.
Pero el show no deja de asombrar. Han ingresado los arlequines, y después los clown, entre cintas y colores, para finalmente dar a la noche un tono de soles con llamaradas de cinco metros cortando el viento; es el impresionante “botafuego”, un hombre brilloso, de piel iluminada y ojos blanquísimos. Estos chicos se las traen, y todavía no hemos visto ni oído nada…
Artistas desde la cuna
De los semáforos a las fiestas de 15 años. Cuando este trío de estudiantes de Psicología se planteó la idea de crear una compañía de artes —hace no mucho, en 2011— era imposible que pudiera imaginar el éxito que tienen hoy. Les costará olvidar sus orígenes habiéndose forjado en los garajes de sus casas, con representaciones de títeres improvisados y ante un modesto y condescendiente público de familiares y amigos.
Al menos ese es el recuerdo que sigue prendido en la memoria de Ferdy Montero (en la foto superior, vestido de amarillo), quien reconoce que el primero en involucrarse en el proyecto fue Jhon Castillo y que después le siguieron Luis del Solar (“Luchín”) y él, ambos los actuales representantes de la Compañía de Artes Escénicas y Circenses “La Nariz Roja”, el último grito de la moda en reuniones sociales en el sur del país.
Animadores
La Nariz Roja prácticamente abrió un mercado en Sucre y en Potosí: el de la animación de fiestas. Con humildad, Ferdy reconoce a una de las precursoras de esta movida, la artista María René Fernández Gutiérrez, “Maya”, quien desde hace años viene destacando en las disciplinas del clown, el swing, el malabarismo, la acrobacia, la magia, el ‘face painting’ (maquillaje de fantasía en la cara) y la ‘globoflexia’ (figuras con globos).
En el elenco participan regularmente jóvenes —varones y mujeres— actores, magos, titiriteros, músicos, bailarines, malabaristas, ‘zanqueros’, además del arriesgado botafuego Kevin Retamozo. Pero ninguna palabra podría definirlos mejor que la de “animadores”. Luego, en varios de ellos se nota la influencia del noble arte del payaso.
“Jhon Castillo empezó a ir a los cumpleaños; para el primer año de mi hijo le organizamos la fiesta, los invité a ellos, me ayudaron y desde ahí me interesó bastante. Así empezamos los tres a crear esta compañía…”, rememora Ferdy, delgado, anteojos y barba, de trato amable y la naturaleza propia del oriental; él es vallegrandino.
“La hora loca”
El salto a las fiestas de 15 años, matrimonios y, en general, a todo tipo de reunión social, fue también natural. Aunque no abandonan la animación de cumpleaños de niños pequeños —en casas particulares y jardines— ya caracterizados como payasos, cuidando usar un lenguaje nada vulgar e introduciendo el elemento novedoso de la globoflexia.
Para “La hora loca” (explosión de alegría en medio de la celebración, con música, cotillón y baile), así como para los shows artísticos previos que a menudo demandan un gran despliegue de producción por tratarse de fiestas temáticas, con parecidos asombrosos a los personajes originales, incorporan a bailarines que usualmente hacen sus demostraciones en la plaza 25 de Mayo. E incluso contratan a los miembros de otras compañías como “Los Zancos”, “Mi Calle” y la familia Mercado, según detalla Ferdy.
Algunas de sus performances, a pedido del cliente, han girado en torno a películas famosas como “Charlie y la Fábrica de Chocolates”; a cuentos infantiles (“Blancanieves”, “Alicia en el País de las Maravillas” y otras); a espectáculos circenses (Cirque du Soleil), o a temáticas específicas como, por ejemplo, una egipcia. Esto exige un arduo trabajo de escenografía, vestuario, musicalización, actuación, baile, etc.
Una comunidad
A La Nariz Roja le sobra talento e histrionismo. Pero, nada es por casualidad. Sus integrantes son en gran medida el producto de la solidaridad de los artistas callejeros, que en los últimos años —especialmente— han hecho de su actividad una cultura universal; esto implica convivencia, transmisión de conocimientos de unos a otros.
“Hemos empezado como artistas callejeros, y seguimos: a veces hacemos ruedo aquí en la plaza. Hasta no hace mucho íbamos al parque con la globoflexia, vendíamos nuestros productos, repartíamos tarjetas. Alguna vez hemos hecho semáforo…”, acota Ferdy, antes de resaltar el contacto con los viajeros argentinos, colombianos, chilenos… Dice que hace poco elaboró una lista, recordando a gente con la que compartió la calle en los últimos años y, entre nacionales y extranjeros, sumó 130.
“Somos una comunidad, nos encontramos, nos reconocemos [se lleva la mano al pelo —largo, tipo rasta— y se ríe]. Hemos compartido muchísimo”. Comunidad que lleva a la solidaridad porque, en varias ocasiones, La Nariz Roja ha tenido la colaboración de artistas locales como el actor Adalit Mercado, del elenco “Mi Calle”; Pablito Violín; Carlos Gutiérrez; las integrantes del Teatro El Animal y muchos más.
Cuando repasa algunos de los momentos vividos, vuelve a reír, Ferdy, pero esta vez por la emoción: “Es un trabajo que muchas personas nos envidian de una manera buena”.
Luego se pone serio y dice que para ellos es un desafío renovar sus shows, porque “trabajamos en un mercado pequeño”.
Una familia, una vida
En La Nariz Roja, algunos jóvenes han encontrado la familia que andaban necesitando. “Más allá de ser un elenco, somos todos amigos”, resume Ferdy.
Con la base del estudio universitario (comenzaron a media carrera y ya están por completar los cinco años de Psicología en San Francisco Xavier), hoy por hoy, se dedican íntegramente a esta actividad, que no significa otra cosa que una entrega a los demás: procurar la alegría ajena.
“Nosotros vivimos de esto, completamente: no tenemos otra ocupación. Vivimos de esto, mantenemos a nuestras familias… me siento orgulloso de poder decir que vivo de esto, pero, la verdad, nos ha costado trabajo empezar”. Se refiere a los fines de semana en los que no había contratos y “salíamos al parque o a la plaza, porque teníamos que generar ingresos, y hacíamos figuras con globos, y encarábamos a la gente, encarar en los semáforos, encarar en instituciones… tocar puertas”.
Los inicios fueron difíciles, acota Ferdy. “Al payaso sí lo valoraban, nos pagaban más; pero ‘La hora loca’, como no existía la costumbre, empezamos cobrando 50 bolivianos, hasta que ya hubo un nivel de reconocimiento”.
Apenas estaba dejando el trabajo como voluntario en el Instituto Psiquiátrico “Gregorio Pacheco”, en la casa de reinserción social “Rosendo Villa” que funcionaba en Aranjuez. Fue terapeuta con pacientes durante cinco años.
Luego, sí, llegó la desopilante ocurrencia de formar un elenco artístico al que llamarían “La Nariz Roja”; con Jhon Castillo, al principio, y Luis del Solar, después, más el aporte de la francesa Pauline Boyer, Kevin Retamoso y otros más. Entre ellos está el alemán Phillip Borches, actor y zanquero con el que alguna vez llevó los beneficios de la risoterapia a hospitales del Sucre.
En general, los momentos emotivos son parte de la cotidianidad de esta compañía de artistas locales, nacionales y extranjeros. Ostentando la garantía de un público animado, a veces se encuentran con familiares que se involucran con su trabajo y se atreven a vestirse de payasos o a salir de una gran torta de cumpleaños para sorprender a un hijo o a una hermana.
“Transmitir alegría”
Hicieron traer algunos elementos llamativos e instrumentos musicales que no se fabrican en Bolivia, como los zancos saltarines y los zurdos (o “chanchas”, tambores específicos para la murga y la batucada), y no paran de crecer.
No han abandonado el devil stick (objeto para hacer malabares, muy común en manos de los artistas apostados en los semáforos), pero como con el tiempo se fueron ganando la confianza de un público tradicionalmente poco extrovertido, no es raro verlos irrumpir con su chispa contagiosa en las fiestas privadas del sur del país. Ahora se han planteado el reto de ofrecer espectáculos más integrales, incorporando canto y nuevas expresiones artísticas en su divertida hora loca.
El futuro se ve promisorio para estos artistas de la sonrisa cuyo ánimo —se acomoda la nariz de payaso Ferdy, con la pasión del que hace lo que le gusta— no es otro que el de “transmitir alegría”.
Compañía “La Nariz Roja”
FUNDACIÓN: Septiembre de 2011
FUNDADORES: Jhon Castillo (primer payaso del elenco), Luis del Solar Calá, Ferdy M. Montero Severich.
ACTUALES REPRESENTANTES: Ferdy M. Montero (animador, malabarista, globólogo y titiritero) y Luis del Solar (globólogo, animador, actor, titiritero).
|INTEGRANTES REGULARES APARTE DE LOS REPRESENTANTES:
Lucas Correa (mago, titiritero, animador, músico)
Kevin Retamozo Echalar (botafuego, zancos, músico)
Pauline Boyer (animadora, actriz)
Phillip Borches (zancos, actor)
Emilio Ajhuacho (malabares con fuego)
Keny Quispe Yucra (zancos)
Hans Retamozo Echalar (zancos)
Bleiner Ticona (músico)
Patricia Caro (maquillista)
Gary López (zancos)
María Isabel Flores (animadora y actriz)
Guely Eliana Calani (bailarina)
|ELENCOS Y PERSONAS QUE COLABORAN CON LA NARIZ ROJA:
“Los Zancos”, “Mi Calle” y la familia Mercado.
TELÉFONO DE REFERENCIA: 77133299
FACEBOOK: LA NARIZ ROJA